Matrimonios Cristianos – La Respuesta Sexual Femenina y Masculina 4

 

Continuemos.

B. La Meseta en el Hombre.

El pene ha alcanzado su total erección en esta fase.

La mujer puede tocar con suavidad y lentitud si no quiere precipitar la eyaculación, acariciar suavemente el escroto y ayudar al hombre a que también disfrute de todo su cuerpo como zona erógena.

La sangre inunda más los cuerpos cavernosos y la totalidad del órgano se vuelve más oscuro, aumenta el tamaño de los testículos y el volumen crece hasta un 80% en relación al estado de no excitación; aparece el famoso líquido blanquecino transparente, secretado por la glándula de Cowper que son sólo secreciones de algunas glándulas anexas, y no es esperma (aunque algunos sostienen que contiene algunos espermas no son los suficientes para provocar el embarazo).

La frecuencia cardíaca puede llegar hasta 175 latidos por minuto en lugar de los 70-90 normales y la presión arterial se eleva hasta 180 milímetros de mercurio. También se cierra el paso entre la vejiga y la uretra haciendo imposible la salida de la orina.

En la pastoral debemos enfatizar que la pareja busque romper todo tipo de rutina sexual. Hay que remarcar la necesidad de que ambos busquen satisfacerse cada vez más llegando a un mutuo acuerdo acerca de aquello que le proporciona más placer a cada uno.

Es sorprendente conocer parejas que durante años de vida sexual jamás han variado de posición y lugar, nunca se han dicho qué es lo que realmente les excita y nunca se han permitido expresarse la excitación y placer sentido.

Uno de los aspectos también importantes a tener en cuenta es que sexualidad implica de por sí capacidad de disfrute y de placer, dicho de otra forma capacidad de dejarse llevar por el placer, capacidad de abandonarse al otro.

De ahí que muchas parejas en tensión no pueden disfrutar de su vida sexual por no poder aflojarse y sentir.

 

4. Fase de Orgasmo.

Culmina con una descarga de la tensión acumulada. El orgasmo femenino está compuesto por contracciones rítmicas y simultáneas del útero y de toda la plataforma orgásmica; es en realidad una respuesta total de la persona.

 

A. El Orgasmo en la Mujer.

El orgasmo consiste en una serie de contracciones rítmicas de los músculos de la vagina inferior (músculos pubococcígeos) o llamado también el reflejo orgásmico.

Las mujeres no eyaculan durante el orgasmo y éste se produce aun en mujeres que no poseen útero o que incluso se les haya extirpado el clítoris.

El orgasmo es un reflejo que se desencadena una vez alcanzado determinado nivel de excitación. De manera involuntaria todos los mús­culos perineales comienzan a contraerse rítmicamente cada 0,8 segundos con un total de 7 u 8 contracciones. Esta fase dura apenas algunos segundos. Se siente una respuesta de todo el organismo en esta fase.

Sirva mencionar que mientras el hombre eyacula, la mujer no. Así la mujer pierde el control voluntario de sus músculos y todo su cuerpo se involucra, se contrae el esfínter anal y el útero, al igual que el resto del aparato genital.

 

B. El Orgasmo en el Hombre.

El orgasmo tiene dos fases:

La «inevitabilidad de la eyaculación» corresponde al momento en que no se pude controlar la eyaculación (anterior al fluido del líquido seminal). Esta etapa dura entre 2 a 4 segundos.

La expulsión del líquido seminal. Las contracciones del esfínter de la uretra y de otros músculos empujan el líquido seminal hacia y a través del meato uretral. Las contracciones expulsivas se desarrollan con inter­valos de 0,8 segundos. Después de 3 a 7 contracciones expulsivas mayores, se reducen en frecuencia e intensidad.

El orgasmo es la tensión involuntaria de los músculos y contracciones en una sensación que se centra específicamente en el pene, la próstata y las vesículas seminales.

El orgasmo masculino se desencadena de la misma forma que en la mujer, en una tensión sexual progresiva. Se producen algunas contrac­ciones en los músculos alrededor del pene y los testículos, provocando que el líquido seminal se deposite en la llamada uretra prostática (o posterior).

Este líquido contiene millones y millones de espermatozoides vivos que se forman a partir de tres fuentes: la próstata, las vesículas seminales y el conducto deferente.

El varón experimenta lo que se conoce como «sensación de inevitabilidad eyaculatoria». Ésta es la percepción en la conciencia de los cambios de presión producidos en la ampolla prostática. La fuerza de la eyaculación varía también de un hombre a otro, puede llegar hasta un metro de distancia y en otras circunstancias escurrirse lentamente por el glande.

Es falso que la fuerza con que se produce la eyaculación es más placentera.

Des­pués de la eyaculación el pene pierde su erección aproximadamente entre los 5 a 15 minutos posteriores.

Muchos hombres, para extender el placer, hacen que el pene no se retire prontamente sino que se apriete contra el hueso pubiano de la mujer, lo cual da una sensación placentera adicional.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Sexualidad y Erotismo en la Pareja”

Por Bernardo Stamateas

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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