MITOS Y CULTURAS

Cada pueblo tiene una visión diferente del sexo. Por ejemplo, en la Polinesia, en Siberia, en el Tibet y en algunos pueblos africanos hay una costumbre muy particu­lar: los esposos se sienten orgullosos al entregar a sus esposas para el placer de una noche a cualquier visitante que se presente.

HISTORIA DE UN PASTOR ARGENTINO

Tiempo atrás, un conocido pastor argentino fue a realizar trabajos de misericordia entre nativos del sur de África. Después de una breve presenta­ción, el anciano de esa comunidad le ofreció su esposa para que mantuviera relaciones sexuales, como muestra de amistad entre ellos. El anciano le dijo al pastor que, por medio de ese método, sabría la sinceridad o no del misionero, ya que -le explicó- a la mañana siguiente averiguaría por medio de su esposa, cómo se había comportado en la cama. Si el visitante había sido fogoso y potente, seguramente sería un buen amigo.

Como comprenderán, el pastor no podía aceptar tal «regalo», porque iba en contra de todos los principios bíblicos, pero tampoco podía decir que no, porque el anciano no lo entendería; así que oró a Dios para que lo librara de esa gran prueba y, cuando llegó el momento de concretar esa demostración de amistad, «misteriosamente» la esposa del anciano enfermó y nuestro pastor pudo verse libre de semejante problema.

¿Qué son los mitos?

Los mitos son creencias falsas que, por el peso de la cultura, se aceptan como verdaderas. Tienen la ambición de explicar el mundo por medio de postulados inexactos, que contienen todo el influjo de lo que creemos o imaginamos. Cada uno de nosotros posee ciertos mitos sexuales; y queramos o no, determinan nuestro comportamiento. Hasta el mismo Freud, al hablar, por ejemplo de orgasmo femeni­no, respondió a un mandato cultural mítico y no científico.

Veamos algunos mitos:

  1. En los varones la masturbación es necesaria porque define el tamaño del pene.

El pene no es un músculo y su tamaño no cambia por la ejercitación. Muchas veces se escucha la frase de que «la función hace al órgano», queriendo significar que es necesario ejercitar el pene para que se desarrolle, ya sea mediante relaciones sexuales o, en su defecto, por la masturbación. Si esto es cierto, entonces, ¿se equi­vocó Dios al mandarnos no tener actividad sexual antes del matrimonio?

¡Por supuesto que no! Está comprobado que la función eréctil del pene se man­tiene en excelentes condiciones a través de un medio provisto por el mismo cuerpo: las erecciones nocturnas que ocurren durante el sueño profundo. Desde la niñez hasta la vejez, se registran dos o tres erecciones por la noche, cuyo fin es mantener en buen estado el funcionamiento del mecanismo eréctil, sin necesidad de ningún tipo de actividad «extra». Cuando junto a la erección se presentan sueños eróticos, apare­cen las poluciones nocturnas, que son derrames de semen, muy comunes en la adolescencia e indican buen funcionamiento sexual.

¡Qué tema el tamaño del pene! El mito nos afecta. Como dice el Dr. Gindin: «los penes en la fantasía tienen tres tamaños: grandes, gigantescos, y tan grandes que apenas atraviesan la puerta». Así resulta que, desde la cultura popular, las revistas o los chistes, el pene de tamaño pequeño siempre es objeto de burla. Si todavía tiene dudas, reflexione en lo siguiente:

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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