PARA QUE EL FUEGO DE LA PASIÓN CREZCA

REGLA N° 1: PARA LA ESPOSA

Conocerte a ti misma: ¿cuánto tiempo hace que no observas con detenimiento tu propio cuerpo? ¿Estás consciente de los cambios que ocurrieron en este último año?

Tan ocupadas en las cosas del hogar o en el trabajo que, por lo general, no disponemos de tiempo para la intimidad. ¡Hasta nos sentimos culpables si tomamos algo de tiempo para dedicarnos a nosotras! Pero si piensas un momento en tu espo­so, ¿crees que no le agradaría ver cambios positivos en tu manera de vestir, de realzar tu belleza, en mejorar tu piel? Ríes bien, ¡tómate tu tiempo! Eso forma parte de la demostración de tu amor, al estar presentable para él. Y también, alegre con tu propio cuerpo.

Dispone una hora del día cuando estés tranquila (suele ser recomendable cuan­do los chicos están en la escuela y tu esposo trabajando); con levantarte un rato antes compensarás el tiempo que te dedicarás a ti misma, sin sentir culpa. Por otro lado, si trabajas hasta tarde puedes optar por permanecer media hora más despierta, para darte una ducha relajante, y dedicarte a realzar tu belleza.

Comienza por observar todo tu cuerpo, pero evita la mirada crítica basada en los modelos que la sociedad te impone (que en su gran mayoría son artificiales), mírate con cariño, agradecida a Dios por el cuerpo que te dio. Si lo miras por sufi­ciente tiempo verás que no es feo, sino mucho más lindo de lo que tu imagen mental tenía registrado. Todas tenemos alguna «cosita» que nos desagrada, pero ello no es obstáculo para ver todo lo lindo que sí tenemos. Hasta puede ser que lo que tenías «tan horrible» ya no esté y ni siquiera tuviste el tiempo para verlo. Repite esto ejerci­cio una o dos voces durante esta primera semana.

Luego do una observación sin apuro de tu propio cuerpo, Aprovecha 10 a 15 minutos para aplicarte alguna crema o aceite y hacerte masajes en todo el cuerpo, hazlo lentamente, disfruta este período.

Aquí pueden saltar algunos «prejuicios» que tenemos muy metidos adentro, como no querer tocarte los pechos, los muslos o el área genital (excepto para el aseo) cuando tengas que aplicar crema o loción. Pero, recuerda algo: Dios te creó, y cuando lo hizo fue en forma completa, incluyendo todas las partes de tu cuerpo. Los hombres (hablando en general) hemos pervertido lo lindo que Dios creó y resulta que los lugares de nuestro cuerpo que tienen mayor sensibilidad son los que menos queremos tocar para evitar sensaciones; ¿por qué? Es como si le dijéramos a Dios: “no me gusta esto aquí, renuncio a lo que creaste». Nuevamente, ¿por qué? ¿Acaso tenemos el derecho de decir a Dios que se equivocó? El y sólo El nos creó y exclamó cuando hubo terminado que «era bueno en gran manera» (Génesis 1:31). Quita todo tabú que te impida crecer en esta etapa.

Después de dos a tres semanas, comparte con tu esposo los descubrimientos que has hecho sobre tu cuerpo. Seguro que le gustará saber que estás interesada en mejorar tu relación de pareja. Y sería bueno que leas con él este material.

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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