Artículos Cristianos – 3 Actitudes Frente a la Prosperidad Económica 3

 

Continuemos.

Dice 1 Ti. 6:6 que la piedad con «satisfacción», con alegría por lo que tenemos, es una gran ganancia. Dios nos da «toda buena dádiva» (Stg.1:17) y eso significa más que lo material. Dios es el que nos colma cada día de beneficios (Sal. 68:19), El nos prospera con agua sobre toda sequedal (Is. 44:3), nos prospera con su presencia a nuestro lado (Sal. 73:23). Esta bendición, entendida ampliamente, es la que enriquece (Pr. 10:22).

La Biblia nos ofrece ejemplos de hombres ricos como Abram (Gn.13:2), Isaac (Gn. 26:12,13), Jacob (Gn.30:43), Salomón (1R.3:12,13), (Job (Job.1), etc. Pero, también nos habla de gente que vivió en escasez, en pobreza y en martirio; lo único en común era que ambos eran prósperos porque fueron LIBRES delante de Dios.

Como decía Hellen Keller, las mejores cosas no se ven con los sentidos sino que se sienten con el corazón. No todos los siervos de Dios fueron «ricos», pero todos fueron prosperados; a ninguno le faltó nada y todos vieron la mano de Dios sobre sus vidas.

 

Principios de Economía Bíblica.

Alguien, una vez, me dijo con firmeza de tono: «Si querés ser feliz, nunca trabajes con familiares o creyentes; o no te pagan, o te engañan, o te hacen trabajar como un esclavo por dos pesos; tampoco le des plata a ninguno, porque cuando hay dinero se acabó la fe y el parentesco».

Lo más triste de esta afirmación es que es verdad, en muchos casos. A muchos creyentes se les acaba la fe cuando ven el signo $$$; otros, son tan malos administradores que su pecado afecta a quienes les rodean. Esta no es la voluntad de Dios, ya es hora de que mostremos al mundo que Dios nos bendice y que seguimos siendo fieles a su Palabra por sobre todo, que lo más importante no es el dinero, sino agradarle a El en todo.

Para recibir prosperidad de parte de Dios es tiempo de que recordemos, en todo nuestro ser, algunos principios del reino:

1. Ya es hora de que creyentes tengamos en claro que nuestras finanzas y prosperidad no dependen del país en que vivimos, ni de nuestro jefe, ni de si hay o no trabajo, sino que dependen de Dios. Dice 1Cr.29:11 que de Dios son las riquezas, el oro, la plata y todo. ¡Dios es rico!.

2. Para los creyentes, tener «recursos económicos» no es sinónimo de «status», ni «poder».

3. El dinero y las riquezas no son los bienes más importante en la vida.

4. Con la abundancia dada por Dios, demostraremos al mundo que es posible amar a Dios y disfrutar de los recursos dados por El.

5. Somos buenos administradores; el dinero no ha roto nuestra escala de valores ni nuestro servicio a Dios.

6. No buscamos «tener dinero» ni «hacer negocios con Dios», sino recibir la abundancia y libertad que El ha prometido, y glorificar a Dios con nuestra correcta administración.

7. Declaramos que el «botín de Egipto» es nuestro.

8. Con el dinero y bienes dados por Dios hacemos dos cosas, siempre: disfrutarlos e invertirlos en el reino. Si sólo los disfrutamos, nos tornamos egoístas; si sólo damos, no estamos aceptando el bienestar dado por Dios.

9. Glorificamos a Dios, cualquiera sea nuestra condición (de riqueza o de pobreza).

10. Dejamos de maldecir a nuestro país, o al Ministro de Economía de turno.

11. Creemos que los bienes materiales son un medio para reinvertir en el reino, y no un fin en sí mismos.

12. Sostenemos un pacto de fidelidad a Dios, santidad y unción de su Espíritu sobre nosotros.

Por Bernardo Stamateas

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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