Continuemos.
3. Tipos de rumores
Hay diferentes tipos de rumores, para todos los gustos y para todos los oficios. Nadie queda libre de estar en la boca del chismoso. Hables o no hables, hagas algo o no, el chismoso siempre tendrá algo para cambiar, modificar o alterar en relación a la información, y si no lo tiene, es capaz de inventarlo. ¡Se trata de gente con gran poder de imaginación!
Clasificación del rumor:
- Rumores sigilosos: son los que toman cuerpo lentamente.
- Rumores impetuosos: son los que se extienden como pólvora. Generalmente éstos son más frecuentes en las oficinas, en los equipos deportivos y entre parientes. La velocidad a la que van es sorprendente. La clave es transmitir información con rapidez, ya que, si no, con el tiempo, pierde su poder de seducción. Los chismes viejos no interesan tanto como los frescos.
- Rumores sumergibles: son los que aparecen y se extinguen periódicamente.
El chismoso trata de agradar al otro e intenta tener cómplices alternativos. Un día habla del que está a la derecha y se lo cuenta al de la izquierda y viceversa, así es como funciona. Todo el tiempo está buscando el placer de ser escuchado atentamente, tratando de encontrar prestigio y aliados, por eso es que comenta las noticias que le llegan. Y como no tolera hablar de sí mismo, él conoce la vida de todos pero nadie sabe nada de su vida; lo que él busca es hablar de otros periódicamente. Los chismosos son personas que no toleran el silenció, por eso es importante para ellos hablar de algo (y qué mejor, piensa, que hablar de otros). El chisme es también una forma de liberar la agresividad reprimida.
4. Poniendo freno a lo que nos lastima.
Todos los rumores, en algún momento, mueren pero, mientras eso sucede, también pueden mortificarse muchas vidas. Aprendamos a ponerles límite y no permitamos que sigan haciendo estragos. Frente a ellos tomemos actitudes positivas que nos permitan desintoxicarnos y ser libres de los chismes y de sus comunicad ores.
Esto es lo que podemos hacer:
- No creer lo que nos dicen ni seguir comentándolo, a menos que sea la fuente original u oficial quien nos lo transmita.
- Buscar el error de la información; eliminar los elementos burdos o sin sentido.
- Explicar por qué la gente cree en los rumores.
- Volver a la credibilidad de las fuentes oficiales. Frente a cualquier duda, consultar con ellas. Si deseamos acabar con el rumor hay que hablar con la autoridad o la fuente con quien está relacionado el chisme
- Destruir el ocio: es sorprendente que existan lugares donde haya una concentración de chismosos. Las personas que se enfocan en sus objetivos y en su propósito no tienen tiempo de estar rumoreando.
Tengamos en cuenta que hay ciertas noticias que es preferible comunicarlas por escrito.
Advertir acerca de las consecuencias y las secuelas que dejan los chismes.
No ser defensores de «los otros» o «carteros»; si alguien nos comenta algo acerca de otro hermano, no debemos ir nosotros a decírselo, sino alentar a quien nos habla a que vaya él a decírselo a ese hermano.
Ofrecer, constantemente, información lo más exacta posible.
Dar rápidamente las noticias (antes de que circulen) y tratar de que lleguen a todo el mundo.
Y algo más: si ladran, hablan, rumorean, ¡es porque algo estás haciendo! De lo contrario, serías indiferente para la multitud. Tu identidad es una roca, ni un chisme ni un rumor podrán destruirla. «Por nuestros frutos seremos conocidos». Tú sigue cosechando, sembrando y no te detengas a escuchar lo que los otros tienen ganas de decir.
Si te detienes a dar explicaciones o a tratar de entender los rumores, te vas a desenfocar.
Los rumores no te quitarán la felicidad ni el sueño. Sólo tú podrás darle vida si les prestas más atención de que la que se merecen. Tu felicidad y todo lo que te propongas no depende de lo que los demás tengan para decir, sino de lo que tú estás dispuesto a hacer con el rumor.
¡No te envenenes!, desintoxícate y sigue adelante.
Extracto del libro “Gente Tóxica”
Por Bernardo Stamateas