Continuemos.
El miedo ciega nuestra mente y nuestro entendimiento, por eso es que debemos atacarlo por todos los flancos. El miedo a perder lo que tenemos se presenta porque tenemos la ilusión de que ‘tenemos lo que tenemos’.
Tú tienes el poder dentro tuyo de detener el círculo tan dañino del miedo. Usa tu imaginación de manera positiva, para visualizar aquellas cosas que quieres lograr en la vida. Haz de ella un aliado y no un enemigo que te haga esclavo del miedo. No alimentes tus miedos con pensamientos imaginarios que te paralicen y te estanquen. Por el contrario, aliméntate de pensamientos sanos, positivos, de esperanza, de alegría. Deshazte de todo recuerdo malo del pasado y decídete a vivir de tal manera en el presente que seas capaz de crear buenos recuerdos para tu futuro.
Así como pienses, serás, y terminarás actuando de esa forma. Y recuerda que nos convertimos en aquello en que pensamos la mayor parte del tiempo. ¡Somos lo que pensamos que somos! Elige pensarte como una persona libre de todo temor.
2. Yo tengo miedo a….
Seguramente, de chicos todos hemos tenido miedo a algo o a alguien en especial. Con el correr de los años, algunos han pasado y otros no, o peor aún, han crecido. Por eso es tiempo de reconocer nuestros miedos, enfrentarlos, soltarlos y sanar nuestra estima.
¿Miedo a qué o a quién tuviste o tienes?
- A un familiar
- A la pérdida de un ser querido
- A que te asalten mientras estás en tu casa
- A viajar en avión
- A perder el trabajo
- A que tu pareja te deje
- A no ser querido
- A la muerte
- A sufrir
- A la vejez
- Al fracaso
La lista puede ser interminable y depende de los miedos que cada uno de nosotros tengamos. El tema es que, cuando nos obsesionamos con algo que puede llegar a pasar y que aún no sucedió, perdemos de vista todos los sueños que están por delante. Tenemos tanto miedo a que entren ladrones a casa, que no podemos disfrutar de salir de casa para ir al cine, a una fiesta, etc.
Tenemos tanto miedo a ser abandonados emocionalmente, que no podemos mantener una relación de pareja. Y el tema es que necesitamos aprender a ser felices aunque no tengamos todo lo que pensamos que necesitamos. Cuando nacemos, nacemos con las manos cerradas, porque no traemos nada y, cuando nos morimos, lo hacemos con las manos abiertas porque no nos llevamos nada.
Extracto del libro “Emociones Tóxicas”
Por Bernardo Stamateas
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