Cuando Jesús dijo que el Reino de Dios se había acercado a la tierra, no estaba pronunciando una frase poética. Realmente, su venida produjo un cambio en el mundo conocido y en el pensamiento de la cultura greco-romana.

Desde que los cristianos se establecieron en Roma desafiaron el pensamiento de su época. Opusieron a las Doce Tablas del Derecho Romano (que prohibía la crianza de los niños que nacieran débiles o deformes) la Didaje, que era un documento elaborado por los cristianos donde se oponían a la muerte o abandono de estos niños. Finalmente, por influencia de los cristianos, el emperador Valentiniano en el año 374 D.C. abolió esta ley y la nueva legislación de protección a los niños, cualquiera fuera su condición. Esto influyó en todas las legislaciones modernas hasta nuestros días.

Algo similar sucedió con la dignidad de la mujer, reconocida en el Código Teodosiano. Teodosio era un emperador cristiano que dedicaba gran parte de su tiempo a la alabanza y adoración. Influido por su hermana, llevó adelante una legislación que reconocía a la mujer derechos que antes no tenían, como el de elegir por sí misma con quien casarse. Similares cambios se lograron con la abolición de la esclavitud, y el concepto del valor de la vida, que produjo la eliminación de los circos romanos que se extendían por todo el imperio.

Sin embargo, la mayor contribución de la iglesia al mundo antiguo y moderno, fue el concepto de dignidad. Los griegos no tenían este concepto, sólo conocían la palabra honor, que se atribuía a personas que hubieran alcanzado ciertos logros en sus vidas. Los romanos tenían la palabra “dignitas”, que reflejaba un tipo de status social. Las mujeres y los esclavos no tenían dignitas, sino sólo los hombres libres que pertenecían a la orden de caballería, o al Senado y que tenían una intachable conducta moral. Es decir, la dignitas era algo que se adquiría y que también se podía perder.

Pero el concepto de dignidad como lo entendemos hoy en día se basó en Génesis 1: 26-27, que señala: “Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. Varón y mujer los creó”. Es decir, que nos hizo a todos iguales, por lo tanto, las mujeres también poseen dignidad. Fue por eso, que los cristianos crearon las primeras escuelas para mujeres.

El valor que los cristianos atribuían a la vida, fue lo que los llevó a crear los hospitales a partir del año 369 D.C. La creación de los hospitales se basó en lo que Jesús había dicho en vida: “Porque estuve enfermo y me visitasteis”. La palabra hospital, viene de la palabra hospitalidad, y consistía en brindar cuidado y amor a una persona que estaba en una situación vulnerable, como era la enfermedad.

DESPUÉS DE LA REFORMA PROTESTANTE

Ya en el tiempo de la Reforma, cuando Lutero proclamó que la Biblia era para todos y se comenzó a traducir en diferentes idiomas, varios de los estados modernos que recién nacían, la adoptaron no sólo como un libro de religión, sino que sus principios influyeron en el concepto de democracia, de libertad económica, de la importancia de la honestidad en el trabajo, del arte, y aun de la necesidad de aprender a leer, justamente, para poder leer la Biblia.

El primer país que terminó con el analfabetismo fue Suecia, a fines del Siglo XVII, porque su rey dio la orden que todos debían aprender a leer, con el propósito de que leyeran la Biblia. Basada en los principios bíblicos, Florence Nihtingale creó la carrera de enfermería, después de que el Señor le despertó una mañana, para preguntarle si estaba dispuesta a pagar el precio de esa decisión.

Lutero, junto con su ministro de educación Melancthon, fueron quienes convencieron a los gobiernos para que destinaran de los fondos públicos el presupuesto para educar a la gente. Fue con la Reforma que apareció el concepto de educación obligatoria y luego el concepto de los diferentes niveles de educación. Fue Friedrich Fröbe, quien llevó adelante la idea de educar a los niños desde pequeños, dando origen a los Kindergarten o jardines infantiles. Así también, Robert Raikes comenzó las escuelas dominicales para enseñar a leer a los niños que trabajaban largas jornadas en plena revolución industrial, usando la Biblia como libro de texto.

Es un reformado llamado William Wilberforce quien luchó, tenazmente, en el parlamento inglés para abolir la esclavitud, y lo logró en 1833, luego de muchos años de confrontaciones.

Es Lord Appleton, otro cristiano comprometido, quien luchó en plena revolución industrial contra el trabajo infantil, logrando que se redujese la jornada de trabajo de los niños, y que ellos no trabajaran en lugares considerados peligrosos, tales como las minas, los molinos y las chimeneas.

Fue Kepler, un científico que en realidad quería ser pastor, quien confirmó la teoría de Copérnico y Galileo acerca de cómo giran los planetas alrededor del Sol.

Fue Henry Dunant, quien se declaró “un discípulo de Jesucristo, como los del Siglo I” quien después de la Batalla de Solferino, al ver a miles de heridos que morían desangrados, creó la Cruz Roja Internacional.

Fueron los principios bíblicos los que inspiraron los valores morales de la civilización occidental, los cuales a su vez fueron el fundamento de los sistemas legislativos actuales.

La Reforma, al cuestionar la infalibilidad del Papa, propició un nuevo sistema de gobierno, no piramidal, sino con intervención de los miembros en la toma de las decisiones, siendo Suiza el principal exponente de ese sistema democrático, que luego inspiró a las colonias norteamericanas en su estilo de gobierno.

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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