Maestros de Niños – El Niño y el Lenguaje del Dolor 2

 

Continuemos.

A continuación sugiero algunos diálogos sencillos a base de las emociones que pueden formar parte de encuentros pastorales con niños. Por supuesto, es necesario tener acceso a dibujos de las emociones para usarlos como la base de la conversación (láminas).  También es importante tener preparadas una serie de 24 tarjetas con caritas que muestran emociones diferentes. En cada tarjeta la emoción está identificada al dorso.

 

Dialogo 1.

El maestro que está iniciando el uso de las caritas puede hablar de esta manera con el niño:

«Estas caras nos ayudan a poner nombre a lo que sentimos adentro. Todas estas caras representan lo que llamamos «emociones». Nos ayudan a entendernos a nosotros mismos. Nadie sabe lo que estamos sintiendo nosotros adentro, solamente Dios y nosotros. A veces podemos tener una expresión en la cara que muestra una cosa, pero por dentro estamos sintiendo otra. ¿Alguna vez te pasó algo así? Podemos jugar un poco con estas caras. Yo voy a elegir una cara y contarte las cosas que me hacen sentir así. Después te toca a ti. ¿Puedes señalar una que tú sentiste alguna vez? ¿Quieres contarme cómo fue la circuns­tancia que te hizo sentir así?»

 

Dialogo 2.

El maestro que desea trabajar con el niño la intensidad de las emociones puede recurrir a un diálogo como el que sigue y usar el «Termómetro de las Emociones» (Ver aquí la explicación y confección del Termómetro):

«Algunas de las emociones son más fuertes que otras. Hasta a veces nos asustan cuando las sentimos. ¿Cuál de éstas caritas te parece que está mostrando una emoción fuerte? ¿Cuál le sigue en intensidad? ¿Cuál sería la emoción que te parece ser la más difícil de manejar? ¿Puedes pensar en alguna circunstancia frente a la cuál reaccionas con esa emoción?

Podemos usar este termómetro para medir la intensidad de lo que sentimos. Por ejem­plo, tú dijiste que sientes mucho enojo cuando pasa cierta cosa. ¿Puedes usar el termóme­tro para mostrarme cuánto enojo te hace sentir? ¿Hay otra circunstancia que te causa menos enojo? ¿Qué es lo que te causa la reacción de enojo más intensa?»

 

Dialogo 3.

Para ayudar al niño a entender la confusión que siente con la mezcla de emociones, el maestro puede entablar un diálogo así:

«A veces sentimos una emoción muy fuerte como el enojo, y pensamos que es lo único que estamos sintiendo. Pero generalmente estamos sin­tiendo otras emociones a la vez. Por ejemplo, cuando estamos enojados, puede ser que estemos tristes y preocupados también. ¿Te acuerdas de esa vez que dijiste que habías sentido mucho enojo? ¿Puedes buscar otras emociones que también estabas sintiendo?»

 

Dialogo 4.

El maestro puede ayudar al niño a asumir responsabilidad por sus emociones por medio de un diálogo así:

«Una cosa importante acerca de las emociones es que cada persona es dueña de sus propios sentimientos. Nadie puede tener la responsabilidad de manejar las emociones de otra persona. A veces decimos: «¡Tú me hiciste sentir así!» pero en realidad, yo decidí reaccionar de determinada manera frente a lo que tú hiciste. La forma correcta de expresar esto sería: «Cuando tú haces tal cosa, yo siento mucha frustración, enojo, preocu­pación, etc.». Es decir, yo puedo sentir cierta cosa frente a esa conducta, pero otra persona puede sentir algo diferente. Las emociones son muy personales.

Las emociones de las personas que viven con nosotros nos afectan, y eso está bien porque los queremos. Siempre hay cosas que yo puedo hacer para ayudar a los demás. Pero no puedo hacer que sienta una u otra cosa. No podemos obligar a otra persona a sentir lo que queremos que sienta. Somos responsables por nuestras conductas y por las formas en que tratamos a los demás.

Somos responsables por lo que hacemos cuando estamos sintien­do diferentes emociones muy fuertes. Pero no podemos asumir responsabilidad por lo que otros sienten. Ellos, tanto como nosotros, son dueños de sus propias emociones. ¿Qué cari­ta muestra lo que te gustaría ver en los miembros de tu familia? ¿Qué cara te asusta cuan­do la ves en uno de ellos? ¿Qué cara te hace sentir culpable? ¿Quieres contarme por qué?»

 

Dialogo 5.

El maestro puede usar el siguiente diálogo para ayudar a un niño a entender la coheren­cia emocional:

«A veces se puede usar una emoción para tapar a otra emoción más fuerte. Por ejemplo, conozco a un chico que pasó un tiempo llorando por cualquier motivo (seña­lar la cara de tristeza). En realidad, lo que sentía era mucho enojo (señalar la cara del enojo) pero en su familia se le permitía expresar tristeza y llorar, pero se lo retaba si se enojaba. El problema es que, si hacemos eso, seguimos sufriendo porque no podemos expresar lo que realmente sentimos. ¿Te sientes así a veces?»

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Más Que Maestros”

Por Betty S. de Constance

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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