Clásicos Cristianos – Restauración de las Relaciones Entre Dios y la Criatura 3

 

Continuemos.

Que nadie piense que la entrega absoluta de la voluntad a Dios rebaja la personalidad humana. El hombre no se degrada por esto, sino al contrario, se eleva a su verdadera y primitiva dignidad de ser hecho a la imagen de Dios. Su desgracia yace en el hecho de su descomposición moral, en haber usurpado, en forma antinatural, el lugar que le corresponde a Dios. Su honor será demostrado por devolver el trono usurpado. Al exaltar a Dios por sobre todas las cosas, el hombre vuelve a hallar su propio perdido pedestal.

Todo aquel que se resiste a entregar su voluntad a otro, debe recordar las palabras de Jesús: «Todo aquel que hace pecado, es siervo de pecado» (Juan 8:34).Tenemos necesidad de ser siervos de alguien, o del pecado, o de Dios. El pecador se vanagloria de su independencia, sin darse cuenta que es un esclavo de los pecados que dominan sus miembros. El hombre que se entrega a Cristo cambia un amor cruel y despiadado por uno suave y gentil, un Maestro cuyo yugo es fácil y ligera su carga.

Habiendo sido hechos a la imagen de Dios, no debe sernos difícil reconocerle y aceptarle como nuestro dueño. Dios fue nuestra primera habitación, y nuestros corazones no podrán menos que sentirse en casa al retornar a nuestro antiguo recinto.

Espero que se entenderá fácilmente que es lógico que Dios reclame la preeminencia. Ese lugar es suyo por derecho propio en el cielo y en la tierra. Cada vez que nosotros ocupamos el sitio que a El le corresponde, toda la vida se desconcierta. Nada puede ponerse en orden mientras no hagamos, de puro corazón, la firme decisión de exaltar a Dios por sobre todas las cosas.

«Al que me honra, yo lo honraré» dijo Dios a un antiguo sacerdote en Israel. Y esa antigua ley espiritual ha permanecido inmutable, no importa el paso del tiempo o el cambio de las dispensaciones. Toda la Biblia y toda la historia proclaman la perpetuidad de esa ley. «Si alguno me sirve, mí padre le honrará,» dijo el Señor Jesús, enlazando lo viejo con lo nuevo y revelando la unidad esencial de sus tratos con los hombres.

Muchas veces la mejor manera de entender una cosa es mirando su opuesto. Elí y sus hijos fueron colocados en el sacerdocio con la estipulación de que honrarían a Dios en su ministerio y en su vida. Ellos fallaron en hacerlo y Dios le envió a Samuel a anunciarles las consecuencias. Sin que Elí se diera cuenta esta ley de reciprocidad había estado siempre en vigor, y ahora había venido el tiempo para el castigo. Ofni y Finees, los sacerdotes depravados, cayeron en la batalla, la mujer de Ofni murió al dar a luz, el arca de Dios fue capturada por los filisteos, y el anciano Elí cayó hacia atrás y se quebró el cuello. Así cayó la tragedia sobre la casa de Elí por haber faltado en darle el honor a Dios.

En contraste con este cuadro tomemos cualquier otro personaje bíblico que procuró honrar a Dios en su vida terrenal. Veremos que Dios pasó por alto sus flaquezas, y derramó sobre ellos gracia y bendición. Ya se trate de Abraham, Jacob, David, Daniel, Elías o cualquier otro, el honor sigue al honor como la cosecha sigue a la siembra. El hombre de Dios se propone exaltar a Dios sobre todo; Dios acepta su intención como un hecho, y actúa de acuerdo con eso. No es la perfección, sino la santa intención lo que hace la diferencia.

El cumplimiento de esta ley se pudo ver en el Señor Jesucristo con toda perfección. Hallado en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, y dio la gloria a su Padre en los cielos. Nunca buscó su propia gloria, sino la de Dios que lo había enviado. Dijo en cierta ocasión: «Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria es nada: mi Padre es el que me glorifica». Los fariseos se habían apartado tanto de esta ley que no podían comprender a una persona que buscaba solo la gloria de Dios. «Yo honro a mi Padre, y vosotros me habéis deshonrado» (Juan 8:49).

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “La Búsqueda de Dios”

Por A. W. Tozer

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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