Clásicos Cristianos – El Apóstol Pablo 2
Continuemos.
Y no sólo tiene confianza por lo pasado, y dulce comunión en lo presente, sino que está resignado para lo futuro. Mirad 2º Timoteo 4:6. Es una hermosa figura tomada del sacrificio de bueyes. Allí está, atado a los cuernos del altar, y listo para ser ofrecido. Así está el apóstol como un sacrificio listo para ser ofrecido sobre el altar. Temo que no todos nosotros podríamos decir que estamos listos para ser ofrecidos. Pablo estaba listo para ser un holocausto; si Dios lo quería, seria reducido a cenizas en la pira. O podría ser una ofrenda bebida, cuando brotara bajo la espada un torrente de sangre de sus venas. Estaba dispuesto a ser una ofrenda de paces, si Dios así lo disponía, muriendo en su lecho. En todo caso, era un sacrificio de buena voluntad a Dios; porque, como lo dice, él se ofrecía voluntariamente: «Estoy pronto para ser ofrecido, y el tiempo de mi partida está cercano» ¡Glorioso anciano!
Más de un presunto cristiano, vestido de púrpura y servido suntuosamente todos los días, jamás pudo decir que estaba pronto para ser ofrecido, antes contempló con ansiedad y pena el momento de su partida. Al pensar, pues, en el pobre Pablo harapiento, tiritando de frío, pensad en la joya que guardaba en su pecho; y, ¡oh, vosotros hijos de la pobreza, recordad que la magnificencia de una vida santa, y la grandeza y la nobleza de un corazón consagrado, os pueden librar de toda vergüenza que pueda ir adherida a vuestros harapos y pobreza; porque como el sol al ponerse, pinta las nubes con todos los colores del iris, así vuestros mismos harapos, vuestra pobreza y vergüenza, pueden hacer vuestra vida más ilustre, al iluminarlos el esplendor de vuestra piedad con resplandor celestial.
No hemos terminado aún con el apóstol; pues no sólo no lo hallamos resignado, sino triunfante. «He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe». Ved al guerrero griego que vuelve del combate. Tiene muchas heridas y trae la frente vendada; su pecho está surcado aquí y allí por cortes y heridas; tiene un brazo dislocado; como Jacob, cojea; está cubierto del polvo del combate; sucio de sangre, está vacilante, cansado y pronto para morir, pero, ¿qué dice? Levanta el brazo derecho con el escudo firmemente aferrado y exclama: «He peleado una buena batalla, he conservado el escudo». Esa era la ambición de todo guerrero griego. Si conservaba el escudo volvía cubierto de gloria.
Ahora bien, el escudo del cristiano es la fe. Y he aquí al apóstol, cubierto con las marcas de la lucha, se goza en esas marcas del Señor Jesús, diciendo: «He peleado la buena batalla; mis heridas lo prueban; he guardado la fe». Contempla el áureo escudo atado a su brazo, y se goza en él.
El tirano Nerón nunca tuvo un triunfo semejante, ni todos los guerreros romanos, cuando las multitudes, subidas en los techos, los miraban desfilar. Ninguno de ellos tuvo una gloria tan auténtica como la de este hombre solitario, que había pisado solo el lagar, cuando nadie lo acompañaba; que había afrontado al león él solo, sin que nadie se apiadara de él ni un brazo se extendiera para salvarlo, pero triunfante hasta el final. Qué importa la vieja capa que quedó en Troas, si se ha salvado la fe.
Todavía más; no sólo está triunfante en el momento presente, sino que está esperando una corona. Y así el Pablo que escribe acerca de la capa, escribe también: «Por lo demás, me está reservada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida». Cuando yo estaba describiendo a Pablo, y hablando de la pobreza de muchos creyentes.
“Ah”, decía el pecador, «¿Quién querrá ser cristiano? ¿Quién querrá sufrir tanto por Cristo? ¿Quién querrá perderlo todo, como Pablo?»
Las mentes mundanas aquí están pensando: «¡Qué tontería, dejarse arrastrar por tal excitación». ¡Ah!, ¡pero ved cómo se han vuelto las tornas! «Me está reservada una corona». Vedlo; del calabozo salta a su trono. Nerón puede cortarle la cabeza, pero esa cabeza llevará una corona de estrellas.
Valor, pues, vosotros los que sois pisoteados, afligidos y desesperáis; tened buen ánimo, porque el final compensará todo el camino, y toda la dureza de la peregrinación será bien recompensada por la gloria que espera a aquellos que han descansado en Cristo Jesús.
Por C. H. Spurgeon
Hola Elvira. ¡¡Bienvenida nuevamente!! ¡Y mil gracias a vos por tus palabras!! El Señor también perfeccionará su obra en tu vida y este año será para vos 10 veces mejor que el anterior. Te bendecimos. Un abrazo.
ESTOY MUY AGRADECIDA A DIOS PRIMERAMENTE Y A USTEDES POR LA PALABRA QUE ME LLEGA TODOS LOS DIAS DE DEVOCIONALES DIARIOS, GRACIAS ES TAN NECESARIA PARA MI VIDA ESPIRITUAL ME LLENA DE GOZO CADA DIA, ME AYUDA , ME ANIMA GRACIAS GRACIAS QUE NUESTRO SEÑOR LOS SIGA BENDICIENDO GRANDEMENTE POR LA OBRA QUE ESTAN HACIENDO .SABIENDO QUE EL QUE COMENZO EN NOSOTROS LA BUENA OBRA , LAPERFECCIONARA HASTA EL DIA DE JESUCRISTO. FIL.1 6,9,10,11 UN ABRAZO ATTE ELVIRA CORSI