Devocionales Cristianos – ¿Poca Fe en Quién?

 

¿Te ha pasado de sentirte con poca fe?

¿Qué es lo que nos sucede realmente, por qué nos sentimos así?

Un día tenemos toda la fe y parece que nos llevamos el mundo por delante y sentimos que todo lo que queremos es fácil de conquistar pero al otro día pareciera que no somos capaces de levantarnos de la cama. ¿Te pasó?

Si te pasó, no desesperes. No sos el único.

Sin ir más lejos, pensá en el apóstol Pedro. Pedro amaba al Señor, transparente era en su corazón, aunque casi siempre impulsivo, como muchos de nosotros, dudaba de lo que él mismo podía hacer aun estando con Jesús a su lado.

En una oportunidad, cuando Jesús caminó sobre las aguas, Pedro le dijo: “Si eres tú, manda que vaya a ti”.

¿Para qué quería Pedro caminar sobre las aguas? ¿Te lo preguntaste? Es porque él también quería eso, Pedro quería decirle al Señor: “Me prometiste que yo haría todo lo que te viera hacer, entonces yo también quiero caminar como vos lo estás haciendo.”

Entonces Jesús, lo miró y le dijo: “Ven”.

Pedro caminó, pero en un momento determinado miró la tormenta y se hundió. Sin embargo, al instante Jesús lo levantó y le dijo: “¿Hombre de poca fe, por qué dudaste?”

Pedro dudó de él mismo. No creyó poder lograr caminar sobre el agua, porque una cosa es que le creas a Jesús y otra, que creas lo que Jesús cree de vos que es: “Todo lo que hagas te saldrá bien, estás habilitado para la victoria, podés ser el papá o la mamá que no tuviste y lograr la familia que soñaste. Estás capacitado para hacer todo lo que te propongas”.

No importa lo que hayan dicho de vos, la voz del otro no debe ser límite en tu mente.

El Dios todopoderoso está dentro tuyo y todo lo que creas Dios te lo dará, todo lo que pises será tuyo, y todo lo que confieses creyendo lo lograrás.

Una cosa es que creas a Jesús y otra, que creas lo que Jesús cree de vos.

En los tres años y medio que los discípulos caminaron con Jesús, lo vieron sacar demonios, sanar enfermos, restaurar a los tristes, anunciar el año agradable, dar vista a los ciegos, traer prosperidad financiera. Sin embargo, cuando Jesús murió se fueron a pescar deprimidos, pensando que todo había terminado. Pero Jesús resucitó y se les apareció a los siete que estaban allí, y les dijo: “¡Síganme!

La gente no los aprobó, pero Jesús les dijo: “Yo creo que ustedes harán lo que yo logré”.

Pasados unos meses, ciento veinte estaban esperando, apenas habían entendido algo; pero de repente, de pronto, de golpe, entró al salón como una ráfaga de viento y cayó el Espíritu Santo. Fueron revestidos de poder, tuvieron una experiencia sobrenatural e inexplicable. Fueron tan llenos de la Presencia de Dios, que Pedro caminó y hasta su sombra sanaba a los enfermos.

En ese momento Pedro recordó: “Mi maestro me dijo que lograría hacer lo que él hizo”.

Lo mismo hoy te dice el Señor a vos: “Lograrás todo lo que te prometí, alcanzarás la cima, llegarás a la meta, porque el que te llamó no fue el sistema religioso (que te echó), ni la gente que te maltrató, sino el Rey de la Gloria, el Yo Soy, el Dios de los Ejércitos que puso sus ojos sobre tu vida y te dijo:

¡Sígueme! Y harás todo lo que yo hice”.

Por todo esto, recordá: Todo comienza cuando creo en mí mismo.

Cuando Jesús lo llamó, le dijo: “-¡Sígue­me!”, y al instante dejó todo y lo siguió.

Extracto del libro “60 Principios de Fe”

Por Bernardo Stamateas

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