Devocionales Cristianos – Acepte el Perdón

 

Es una virtud muy útil poder olvidar las cosas desagradables que hemos hecho en la vida. Al fin y al cabo, han pasado tantas cosas “debajo del puente” que no debe seguir sufriendo y castigándose por cosas que ya tengan un año o una década.

La persona “astuta” no se deja molestar por “cositas”; “domina” su conciencia y se deshace de sus pecados en la forma más inteligente: los olvida. “Esconde” las barreduras debajo de  la alfombra, “quema” los documentos, “entierra” las pruebas, “cubre” las manchas de blancura y si es necesario, “elimina” al testigo. Entonces puede “vivir en paz”. Como suele decirse, “el hombre más feliz es el de peor memoria”.

Pero lamentablemente todo aquello es teoría. En la vida real no es tan fácil como parece. La verdad es que jamás se olvida realmente. Por supuesto que podemos ocuparnos de otras cosas más urgentes y divertirnos en formas cada vez más enérgicas. Entonces el sentido de culpa se escabulle hacia la oscuridad. Sin embargo, mientras cubrimos una sola injusticia sin rectificar, ésta queda en la memoria.

Es posible que ningún otro sepa, pero nosotros sabemos qué es lo que está “debajo de la alfombra”, sabemos que una parte de nuestros bienes no son realmente nuestros, y en el fondo reconocemos que no merecemos el honor y la posición social que actualmente disfrutamos.

El olvido de los pecados pasados es muy engañoso. Puede guardarse un secreto durante años, para luego despertarse de golpe y molestarnos en las formas menos esperadas. Nos quita el sueño, nos produce pesadillas, nerviosismo, temores, enfermedades y mil problemas más. Lo que está bien enterrado trata de resucitar, o alguien tropieza casualmente con “la alfombra”.

Lo peor en la persona que sufre por los ecos de pasado es que generalmente lo quiere seguir cubriendo, porque tiene miedo de que la alcance y la destruya. A veces se encuentra en la necesidad de hacer algo peor para evitar el desenmascaramiento. Pero todo este esfuerzo es inútil, porque tarde o temprano la verdad viene a la luz.

Muchos creen que las enseñanzas de Jesús tienen que ver sólo con la religión y el cielo, pero dijo algunas cosas muy prácticas acerca de la vida actual, cosas que la misma conciencia nos enseña. Por ejemplo, dijo, “nada de lo que está escondido se quedará sin descubrir; y no hay ningún secreto que no llegue a saberse”. Habla de ese día, ahora o después, en que la memoria volverá a reactivar todo su contenido, y en que no tendremos dónde escondernos.

El sufrimiento producido por el temor y el terror es completamente innecesario, porque Jesús al mismo tiempo ha creado una salida. No podemos invertir los hechos, ni mucho menos anular las consecuencias, pero sí es posible conseguir el perdón y la tranquilidad de espíritu.

Lo único que tenemos que hacer nosotros es aceptar ese perdón. Y eso significa dejar de huir y esconder nuestros hechos. Por supuesto que incluye devolver todo lo robado y rectificar las ofensas en todo lo posible, pero esto es relativamente fácil y hasta es un placer, una vez que hemos experimentado el alivio y la paz del ser perdonado.

Así es que hay dos maneras de deshacernos de lo desagradable del pasado: tratar de olvidarlo, o aceptar el perdón. La diferencia es importantísima porque el olvido humano y el esfuerzo para esconderlo simplemente no dan resultado. El perdón divino, en cambio, significa que la suciedad es eliminada para siempre y que uno tiene paz con Dios y con sí mismo.

¡Vivamos una vida al 100%!

Por Pastor Rubén Kassabián

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