Devocionales Cristianos – Ciudadanos, No Miembros Religiosos 2

 

Continuemos.

La Biblia se refiere a la relación del hombre con Dios usando estas frases: siervos (que es otra palabra para “ministros representantes», como ministro de gobierno), santos, embajadores, hijos de Dios, ciudadanos del cielo, reyes, creación de Dios y otros términos cariñosos, pero no se refiere oficialmente a ellos como cristianos.

Cristianismo nunca fue un nombre dado por Jesús ni por los apóstoles. El término cristiano nunca tuvo la intención de ser un título ni un rótulo para usar, sino un estilo de vida para seguir, demostrando la naturaleza de la “semejanza con Cristo”. En esencia, cristiano suponía ser una descripción de la cultura del Reino, exhibida a través de nuestras vidas.

Por ese motivo, los primeros creyentes fueron llamados cristianos por parte de quienes observaban su estilo de vida, su poder, su valentía y su autoridad como la de Cristo. Bien o mal, la mayoría de los incrédulos tienen una idea definida de lo que para ellos debiera ser un cristiano. Si no somos cuidadosos, podemos identificarnos demasiado fuerte con su título y caer en la trampa de tratar de cumplir con sus expectativas.

Deberíamos dejar de intentar tan intensamente vivir como cristianos y todas las falsas suposiciones asociadas con el término, y en cambio, trabajar enérgicamente para vivir como hijos e hijas de Dios, hermanos y hermanas de Cristo, y ciudadanos del Reino de los cielos.

 

Relación o Religión

Finalmente, el propósito de Dios era establecer una relación, no una religión. Como dije anteriormente, la religión es la búsqueda del hombre por hallar a Dios y el Reino perdido. El plan y propósito original del Creador era tener una familia de hijos que pudieran relacionarse como un padre con sus hijos. Este plan se hizo evidente desde el principio y se expresa más plenamente en la introducción terrenal del Padre por el mismo Jesucristo.

Un cuidadoso repaso del principio establecido en Las Escrituras, el cual es la constitución del Reino, revelara este deseo constante por una relación y comunión personal e íntima que Dios deseaba tener con toda la humanidad. Todas sus acciones a lo largo de la historia fueron extensiones de sí mismo a nosotros, ya que Él deseaba habitar con el hombre. Su objetivo final siempre fue restaurar su lugar original con la humanidad. ¿Cuánto más personal alguien puede ser?

Esta es la verdad detrás de la parábola de Jesús del hijo prodigo, en donde un joven toma su herencia antes de tiempo, abandona su hogar y derrocha su fortuna en una vida licenciosa. Más tarde, destituido y hambriento, reducido a alimentar los cerdos en un establo, decide regresar a su casa, esperando ser recibido por su padre como un simple sirviente asalariado. A su regreso, no obstante, el padre lo saluda con gran gozo, le abre sus brazos y lo restaura a su posición legal en la familia (Lucas 15:11-24).

El padre quería nuevamente a su hijo, no a un sirviente. Esa es también la manera de ser de Dios.

Él quiere hijos, no sirvientes o súbditos.

Él quiere ciudadanos, no cristianos.

Él quiere relaciones, no religiones.

Extracto del libro “Redescubriendo el Reino”

Por Myles Munroe

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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