Devocionales Cristianos – Deja de Coquetear Con la Iglesia 2

 

Continuemos.

Su Vida es Más Grande

Dé un paso atrás por un momento. Recuerde lo que está en juego en verdad en cada vida humana. Cada uno de nosotros vive estos días en la tierra en un mundo visible que apenas oculta una realidad invisible mucho mayor. Lo que vemos no durará para siempre. Estamos en un conflicto cósmico contra las fuerzas espirituales del mal (Efesios 6:12).

En algún momento del futuro, cada uno de los seres humanos que están vivos hoy estará muerto, y habrá una rendición de cuentas. Cada una de las almas, de los seis mil millones sobre la tierra, pasará la eternidad o en el cielo o en el infierno. ¡Por eso es que todo ser humano que esté vivo necesita oír las buenas nuevas del evangelio!

La buena nueva es simple y poderosa: Jesucristo murió para salvarnos de nuestro pecado, y no hay otra forma de salvación (Juan 14:6; Romanos 5:8). Para recibir el regalo de la salvación que Jesús ofrece, debemos apartarnos de nuestro pecado en genuino arrepentimiento y confiar en Él y en el sacrificio de su muerte por nosotros (1º Juan 1:8-9; Romanos 10:9; Efesios 2:8-9).

¿Ha oído esta buena noticia antes? ¿Ha respondido a ella y hallado el perdón para sus pecados a través de la fe en Cristo? ¡Así lo espero!

Ahora quiero que vea cómo se conecta la iglesia con esta buena nueva: La iglesia es el vehículo que Jesús eligió para llevar el mensaje del evangelio a cada generación y cada pueblo.

¿Ve ahora la imagen completa? La iglesia importa porque Jesús la eligió para contar y mostrar al mundo el mensaje de su amor. Y este mensaje llevado a lo largo de la historia y vivido para que todos lo vean es la única esperanza del mundo.

Paul David Tripp escribe a los cristianos:

“Su vida es mucho más que un buen empleo, un cónyuge comprensivo e hijos que no delinquen. Es mucho más que un lindo jardín, buenas vacaciones y ropa a la moda. En realidad, usted forma parte de algo inmenso, algo que comenzó antes de que naciera y que continuará después de que muera. Dios está rescatando a la humanidad caída, transportándolos a su reino, y poco a poco dándoles forma según su imagen, y quiere que usted forme parte de esto”.

¿No es asombroso? Dios no solo nos ha salvado; nos ha invitado a participar en su plan maestro de redimir a un pueblo para su gloria. A través de la iglesia local participamos en su plan eterno para rescatar a hombres y mujeres de sus pecados y transformar sus vidas por completo.

Esta es la misión de la iglesia. Es nuestro deber, nuestra vocación, nuestro llamado y nuestro privilegio.

Como verá, otra potente dimensión está operando cuando decidimos aceptar nuestro papel en la familia de Dios en serio. Al participar de forma genuina en la obra de la iglesia mundial, nos ponemos en el mejor lugar posible para permitir que Dios haga su obra en nosotros. Por eso es que la iglesia es el mejor contexto —el vivero de Dios, si se quiere— para que florezcamos espiritualmente. Es aquí donde Dios nos hace crecer y nos conforma a la imagen de su hijo. (Y cuando digo «la iglesia es el mejor contexto» no estoy hablando solo de lo que sucede dentro, sentados en los bancos, en la sala de oración, o dentro de las cuatro paredes del edificio).

En la comunidad de la iglesia es donde aprendemos a amar a Dios y a los demás; donde somos fortalecidos y transformados por la verdad de la Palabra. Es donde se nos enseña a orar, adorar y servir; donde podemos tener la certeza de que estamos invirtiendo nuestro tiempo y capacidad por la eternidad; donde podemos crecer en nuestro papel como amigos, hijos e hijas, esposos y esposas, padres y madres. La iglesia es el único lugar mejor sobre la tierra, el lugar diseñado en especial por Dios para empezar de nuevo, para crecer y para cambiar para gloria del Señor.

Es por eso que les digo a las personas que cuando dejan de coquetear con la iglesia, no están agregando otro tema a una larga lista de cosas espirituales para hacer. No.

Al fin están comenzando a experimentar las otras bendiciones que Jesús prometió a sus seguidores como fruto de la vida verdaderamente abundante.

Extracto del libro “Deje de Coquetear con la Iglesia”

Por Joshua Harris

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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