Devocionales Cristianos – 2 Puertas2 Puertas, 2 Caminos2 Caminos, 2 Destinos2 Destinos
Pasaje clave: Mateo 7:13-14.
1. Introducción.
Dos puertas, dos caminos, dos destinos y dos grupos de personas bien diferenciados, son los que Jesús presenta a continuación.
2. Dos Puertas.
Una es ancha, la otra es angosta. Por la puerta ancha entran muchas personas, no hay restricciones. Todos pueden pasar por ella. Esta es la puerta de las religiones, de las denominaciones, de las sectas, de los ateos, de la filosofía, de los libres pensadores, de la evolución, de la ciencia sin Dios, del sexo libre, de la homosexualidad, de los avaros, de los que hacen caridad, y de cualquier otra propuesta o estilo de vida que deja a un lado la voluntad de Dios y su señorío.
La otra puerta es la angosta. Esta puerta es Cristo mismo (Jn.10:9). El que entra por Cristo es salvo.
¿Cómo se entra por Cristo? Reconociéndolo y recibiéndolo como Señor para vivir en Su voluntad.
¿Estás dispuesto a entregarte a él?
3. Dos Caminos.
Uno es ancho. ¿Y por qué es ancho? Porque hay lugar para cualquier cosa. Es muy ecléctico. Cualquiera puede hacer lo que quiera, desde la obra más justa y caritativa hasta la perversión más sucia y baja. En este camino cada persona vive como quiere y hace lo que quiere. Camina en su propia voluntad para satisfacer sus propios deseos y necesidades.
Es el camino del “todo vale”. “Del hazlo si lo sientes”. Donde el fin justifica los medios.
El otro camino es angosto. ¿Por qué es angosto? Porque está delimitado por la voluntad de Dios y por los límites que él ha establecido en su Palabra. Este camino es Cristo mismo (Jn.14:6).
Caminar en Cristo significa vivir la vida de acuerdo a la voluntad y a los propósitos de Dios. “Si Dios lo quiere, yo lo quiero”, “Si Dios lo rechaza, yo lo rechazo”, “Si Dios lo aprueba, yo lo hago”, “Si Dios me dice no, yo me quedo quieto”. Esto es vivir en la voluntad de Dios.
¿Por cuál puerta entrarás?
¿Cuál camino recorrerás?
¿Qué destino escogerás para tu vida?
Uno te ofrece muchas cosas, pero te hace perder el propósito de Dios y te conduce a la muerte.
El otro parece más difícil pero te llena de la presencia, del poder y de la unción de Dios, te da propósito y vida.
¿Cuál será tu decisión?
Por Edgardo Tosoni