Devocionales Cristianos – Arreglemos las Cuentas del Pasado

 

«… despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante» (Hebreos 12:1b).

Transitar la vida cristiana es un desafío esperanzador cuando fijamos la vista en Jesús como nuestro modelo de vida. Esa mirada nos imparte fe cada día. El autor de Hebreos declara que tenemos por delante una lar­ga carrera, la cual requiere de gran paciencia. Este pasaje arroja luz sobre dos elementos que entorpecen nuestra participación en la carrera: el pecado y el peso.

La vida en Cristo no es solo un momento en el que recibimos la salvación, sino un proceso que demanda tiempo y sabia dedica­ción. Las decisiones que hoy tomamos afectarán nuestro corazón y el de otros, para bien o para mal. Por eso debemos revisar nuestras vidas para emprender, libres y livianos, nuestro andar diario.

El tiempo del verbo «despojémonos» es continuo. Es decir, se podría traducir «vayamos despojándonos». Se refiere a una acción que debemos realizar todos los días. Todos los seres humanos, sin excepción, nos equivocamos, ofendemos y lastimamos con nues­tras actitudes y nuestras acciones. Quizás han existido situaciones en la que hemos dado rienda suelta al enojo, no hemos perdonado a quien nos ofendió, hemos sido irrespetuosos o no hemos honra­do a quienes lo merecen.

Ante el error sentimos la tentación de excusarnos o de buscar un espacio donde no se hable más del tema. En ocasiones escoge­mos cambiarnos de iglesia, creyendo que de esta manera le pone­mos fin al conflicto. Estas alternativas, sin embargo, no resuelven el problema ni corrigen nuestros errores. Necesitamos tomar me­didas espirituales para darle un corte definitivo al asunto.

Proverbios señala que «el que encubre sus pecados no prospera­rá» (28:13). Es nuestra responsabilidad arrepentimos y confesar cada día nuestro pecado delante de Dios. En casos donde el peca­do ha perjudicado a otros es necesario, también, buscar la forma de reparar ese daño (Mateo 5:23-26).

El autor de Hebreos traza aquí una clara diferencia entre el peso y el pecado.

No todo peso es fruto del pecado. En ocasiones, un peso que no le entregamos al Señor se transforma en pecado. Algunos po­demos llevar en el interior el peso de asuntos no resueltos. Estos temas no tienen relación con el pecado, sino con lo que a cada uno le tocó vivir. No es un pecado haber nacido en un hogar dis­funcional, padecer una enfermedad congénita, haber sido víctima de un accidente o abuso, o no haber accedido a la educación que anhelábamos por las penurias económicas de nuestros padres.

Las experiencias del pasado pueden constituir un peso que agobian y limitan nuestro andar. También suman un peso, muchas áreas y compromisos que asumimos invirtiendo gran esfuerzo, tiempo y dinero, sin que Dios nos lo haya demandado.

El Señor nos invita a despojarnos de ese peso, entregando toda carga a sus pies. El tomará nuestro peso y renovará nuestras fuerzas. Por medio del poder del Espíritu nos hace libres para al­canzar el propósito que Él tiene para nuestras vidas.

Resolver las cuentas pendientes del pasado no es una tarea que entusiasme demasiado. No obstante, es indispensable si deseamos honrar a Dios y al cuerpo de Cristo mientras corremos la carrera que tenemos por delante. Nuestra nación necesita una Iglesia de hombres y mujeres verdaderamente libres, por el poder de Dios y de su Palabra.

 

Motivos de Oración.

  • Señor, gracias por venir a nuestras vidas y ayudarnos a resolver el pasado.
  • Señor, examina nuestro corazón y muéstranos aque­llas cuentas pendientes que necesitan resolución.
  • Señor, bendice a nuestros hermanos en este tiempo de ayuno y oración.

 

Aplicación Práctica.

Revisa, de la mano del Señor, tu vida y haz una lista de lo que aún no está resuelto. Pídele al Señor que te limpie de todo pecado y te libre de todo peso. Pídele que te dé la gracia para hablar con quienes has quedado distanciado, sin importar quién fue respon­sable de la ofensa. No te desalientes por el camino. Procura, con fe y paciencia, resolver toda cuenta del pasado. El Señor premiará tu obediencia.

Extracto del libro “40 Días de Ayuno y Oración 2012”

Por José Luis Romera

San Juan

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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