Devocionales Cristianos – Fe es Estar Enfocado
Si a un jugador de basket le vendan los ojos y le dicen: “¡encestá!”, va a lanzar la pelota hacia cualquier dirección, porque no podrá ver hacia dónde está dirigiendo su tiro. Pero si le sacamos la venda, verá el aro y podrá medir su fuerza, la distancia, la precisión, porque lo que necesita es ver.
Con la fe pasa lo mismo, no vas a tener prosperidad si no te ves próspero, si no te imaginás sano; por ejemplo, si nunca te imaginaste orando por los enfermos y que ellos sean sanados, nunca se sanarán.
Si nunca te imaginaste hablándole a la gente de Jesús, nunca vas a tener frutos.
Cuando aprendemos a verlo por dentro, podremos luego poseerlo fuera y para dar en el blanco y recibir lo que esperamos. Es preciso estar determinados.
Sucede muchas veces, que debemos apuntar a un blanco y nos pasamos toda la vida apuntando hacia otro lugar y aunque lo intentamos de mil maneras no lo logramos ya que estamos tirando a un blanco equivocado.
¿A qué apunta tu vida? ¿A tener dinero? ¿Una familia? ¿A tener salud? ¿A tener felicidad?
Ahora pregúntate: ¿Estoy apuntando hacia el lugar correcto? ¿Estoy tomando las decisiones correctas para lograr ese objetivo que me propuse alcanzar o estoy viviendo por vivir?
Es muy fácil desenfocarse del objetivo, cualquier palabra, indicación, sugerencia de otra persona puede hacerte desviar de tu meta. Tal vez en la vida estés ganando premios que no tienen nada que ver con lo que querés y te acostumbrás a conformarte con poca cosa. Pero una persona de fe y de destino no se conforma, siempre quiere y persigue más.
Tu tesoro es tu blanco, a donde apuntás, la meta que querés lograr, allí está tu corazón y hacia allá debés enfocar tu fe. Cuando uno tiene un blanco correcto puede definir qué es lo que va a aceptar y qué va a rechazar. Cuando sabés adonde apuntás, vas a saber a qué decirle que “sí” y a que “no”, porque no toda propuesta que llegue a tus manos te ayudará a alcanzar el objetivo.
Cuando sabés tu blanco específico, sabés con quién relacionarte. Si tu objetivo no es claro, vas a hacer lo de siempre, lo conocido, porque creés que es un buen camino pero recordá que lo que hiciste siempre, no te ayudó a ganar lo que “sí” quisiste ganar en la vida.
Aprendé a decir que “no” cuando quieras decir que “no” y aprendé a decir que “sí” firme y seguro cuando quieras decir que “sí”. Cada vez que digas que “sí”, cuando querés decir que “no”, es porque has dejado tu meta y has priorizado el propósito de los otros antes que el tuyo, esa decisión debilitará tu fe. Y si no sabés cuál es tu blanco serás un blanco fácil de manipular.
Tu fe tiene que estar orientada hacia el blanco que querés conquistar. Cuando te movés en fe, sabés hacia dónde caminar, y por ende, sabés a quién elegir, con quién estar, en qué medio moverte. Tenés que tener claro el objetivo en la vida, con quién juntarte; con quién hablar; qué leer y qué no… No cedas tus sueños, tu meta, tu identidad, tu propósito. No abandones tu fe por nada ni por nadie.
Extracto del libro “60 Principios60 Principios de Fe”
Por Bernardo Stamateas