Devocionales Cristianos – La Decisión del Salmista 2

 

Continuemos.

Usted debe ver que todos los versículos pueden llevarse en oración de la misma manera. Con la excepción de tres versículos, cada uno de los versículos de este salmo hace mención específica de la Palabra de Dios. Puede confeccionar su propia oración combinando versículos individuales de este salmo según sus necesidades individuales. Cada persona tiene necesidades únicas y vive circunstancias particulares.

Este salmo, creo yo, ofrece una aplicación específica de la Palabra de Dios para toda situación posible. Seguramente dentro de estos 176 versículos puede hallarse la verdad específica que usted necesita aplicar directa y obedientemente a su vida diariamente. Imagínese lo que ocurriría si todos los creyentes hicieran lo mismo. ¡Oh, las maravillas de la palabra!

 

3. Una Decisión que Convierte la Vergüenza en Alabanza.

Hemos visto que estos dos versículos contienen dos decisiones que el salmista hizo para afinar su corazón con el corazón de Dios. También nos dicen los maravillosos resultados de estas decisiones.

En primer lugar, la vergüenza del pecado que antes mencionamos, se convierte en alabanza: «Te alabaré con rectitud de corazón» (Sal. 119:7).

La alabanza sale naturalmente de un corazón que conoce, ama y obedece la Palabra de Dios. No es posible reprimirla; no es posible detenerla. Usted no puede evitar alabar a Dios si realmente comprende la profundidad de la Palabra de Dios. No puede ser algo sólo intelectual. Si usted conoce la palabra y vive la palabra, ¡usted le alabará! ¡Usted tendrá denuedo!

El no alabar a Dios revela secretos oscuros de su vida. Si no hay alabanza en su vida, no hay bienaventuranza. La bienaventuranza resulta en alabanza.

Lo que hemos visto en este salmo no deja dudas en cuanto a este asunto. La ausencia de alabanza es una confesión de una vida que no está afinada con la Palabra de Dios. Usted puede involucrarse en las actividades cristianas meritorias que quiera. Usted puede ser parte de comités y ser diácono de por vida. Si no hay una alabanza burbujeante que surja en su vida, es que no hay compromiso por la Palabra de Dios.

 

4. Una Decisión que Permanece.

«No me dejes enteramente» (Sal. 119:8).

¿Cuántas veces ha orado usted pidiendo una victoria duradera? ¿Lo hizo tal vez en un campamento, un culto de avivamiento, una conferencia misionera?

¿Cuántas veces una decisión producto de las emociones no ha hecho más que producir una o dos semanas de cambio? ¿No cree que a Dios se le colma la paciencia?

¿Cuántas oportunidades cree que Dios le dará? ¡No me dejes enteramente!

Considere la vida de David, el dulce salmista, el ungido de Dios. Hubo ocasiones en la vida de David que el pecado interrumpió la comunicación con Dios, y David se sintió abandonado, pero no enteramente. Saúl desobedeció a Dios, recibió varias oportunidades de cambiar, pero fue sustituido.

Dios lo dejó enteramente. ¿Cuál era la diferencia entre ellos? Examine la diferencia en su actitud hacia la Palabra de Dios.

Pedro negó al Señor tres veces y aprendió lo que era estar abandonado de la presencia de Cristo. Pero Cristo no lo dejó enteramente como lo hizo con Judas. Nuevamente, la diferencia radica en la actitud hacia la Palabra de Dios.

Como creyentes tenemos la maravillosa promesa del sello del Espíritu Santo de Dios. Sabemos ahora que Dios nunca nos dejará enteramente. Sin embargo, el pecado puede destruir nuestra comunión con Dios. Puede llevar nuestras vidas terrenales al punto de la ruina, y aun hacer que Dios nos quite de esta vida.

La decisión de aprender la Palabra de Dios y de obedecerla es una decisión que, de ser sincera, dura por la eternidad. Cambiará su vida. Le dará un corazón por Dios y por su Palabra.

¿Qué desea en la vida? ¿Qué busca con todo el corazón? No responda con una gastada respuesta piadosa prefabricada tomada del depósito de dichos vacíos. ¿Cuál es la evidencia en su vida? ¿Qué es lo que realmente quiere? Si realmente desea la felicidad bíblica, el estado de bienaventuranza, necesita cultivar un corazón que ame la Palabra de Dios. Su actitud hacia la Biblia determinará el resultado de la Biblia.

Es necesario tomar una decisión. David comprendió lo que quería y comprendió el dilema. Sin embargo, nada habría ocurrido en su vida si no hubiera tomado una decisión firme de aprender y obedecer la Palabra de Dios. Ahora le toca a usted. ¿Qué hará?

¿Se atreverá a tomar estas dos decisiones ahora mismo? Hágalo, de una vez por todas.

Extracto del libro “Salmo 119. Una Odisea al Corazón de Dios”

Por Jeff Adams

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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