nuevo-3Devocional – No Nos Cansemos de Hacer el Bien

 

Pasaje clave: Gálatas 6:9. 2º Tesalonisenses 3:13.

 

El término cansancio significa falta de fuerzas, desvanecimiento, desfallecimiento, desaliento. El cansancio puede ser producto del desgaste físico, así como producto del desgaste mental y emocional. Hacer bien se traduce del término griego «ENGKAKEO» que significa «hacer lo que uno sabe que es lo correcto, por difícil que sea hacerlo o por mucho que eso demande»; dicho de otro modo «hacer bien» es obedecer a Dios viviendo por el Espíritu.

Es debido a la gran exigencia que requiere «hacer bien» que el Apóstol Pablo dice inspirado por el Espíritu Santo que «no nos cansemos» de hacerlo, que no desmayemos en la obediencia a Dios.

Un ejemplo de «hacer bien«, de hacer lo que uno sabe que es lo correcto, lo encontramos en 1º Samuel capítulos 18 al 31. Estos capítulos nos narran lo difícil que fue para David «hacer el bien», el precio que tuvo que pagar para hacer lo que él sabía que era lo correcto. Todo comienza con la victoria de David sobre Goliat, pues la hazaña de David venciendo al gigante filisteo desencadenó una terrible y despiadada persecución sobre él a manos de Saúl. La victoria de David despertó el cántico de las mujeres del pueblo que daban mayor honra a David que a Saúl, desencadenando la envidia de Saúl (1º Samuel 18:7,8). Esta envidia lo llevó a procurar la muerte de David en dos ocasiones. La primera la leemos en 1º Samuel 18:8-11 y la segunda en 1º Samuel 19:9,10. Además trató de hacerlo caer en manos de los filisteos, exigiendo de él cien prepucios de sus enemigos (1º Samuel 18:22-25). A pesar de estos intentos fallidos de muerte de Saúl sobre David, él se condujo prudentemente (1º Samuel 18:14), dicho de otro modo, hizo lo que sabía que era lo correcto, pasando por alto las amenazas de Saúl, aunque no fuera fácil.

Y llegó el momento de Dios de honrar a David, ante tanto esfuerzo por hacer el bien, ya que David había demostrado querer hacer lo correcto a pesar de que fue francamente difícil, pues la insistente persecución de Saúl sobre él se lo había puesto difícil. Y Dios honró a David, haciendo justicia primero con Nabal, quien había pagado a David mal por bien, hiriéndolo de muerte (1º Samuel 25:38), y después haciendo justicia con Saúl, como el mismo David había demandado de Dios. «Y Jehová pague a cada uno su justicia y su lealtad;… como tu vida ha sido estimada preciosa hoy a mis ojos, así sea mi vida a los ojos de Jehová, y me libre de toda aflicción» (1º Samuel 26:23,24). Saúl muere a manos de los filisteos y David queda libre de la aflicción que por tanto tiempo había soportado.

Amado hermano, el momento de Dios de honrarte y hacer justicia llega (a su tiempo), pues Dios conoce tu continuo esfuerzo por hacer lo correcto. No te canses de «hacer bien» por difícil que sea hacerlo o por mucho que eso demande, recordemos cual es nuestra tarea siempre. Sepamos que si no desmayamos en la obediencia y lealtad, también Dios nos honrará como lo hizo con David.

Dejemos que Dios haga justicia; «No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor» (Romanos 12:19).

Anónimo

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