“Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos. Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco”. (Éxodo 14.14-16).

Hoy en día esta es la actitud de muchos creyentes, están tranquilos pensando que Dios peleará por ellos la batalla, sin que ellos participen de la misma.  Si bien uno debe confiar en el Señor, eso no nos exime de hacer nuestra parte, por eso Él le dice a Moisés: “Dejá de clamar a mí y ponete en marcha”.

La clave para desarrollar una vida plena es, además de clamar, empezar a marchar, es decir, pedirle a Dios que haga su parte, pero también estar dispuestos nosotros a hacer la nuestra.

Aún hay creyentes que sabiendo lo que el Señor quiere para sus vidas siguen sin ponerse en movimiento para el cumplimiento de ese propósito, del cual Él ya les habló claramente.  Lo mismo sucede con cosas que tienen por mejorar en sus vidas, de las cuales también Dios ya les ha hablado, sin embargo siguen sin hacer la parte que les corresponde.

  • Piden que Dios mejore su matrimonio pero no introducen mejoras en él.
  • Piden a Dios un mejor trabajo pero no salen a buscarlo.
  • Piden a Dios un mayor ingreso pero no se ocupan de generar recursos.
  • Piden a Dios un ministerio pero no sirven en nada en la iglesia.
  • Piden a Dios la casa propia pero no ahorran para comprarla.

Cuidado, no utilices la oración para esconderte detrás de ella, y de esta manera seguir orando pero sin pasar a la acción que te corresponde realizar. 

Empezá por usar lo que Dios ya te dio, como en el caso de Moisés, que tuvo que extender la vara que ya tenía en su propia mano. 

La mayoría de las soluciones a nuestros problemas están en nuestras propias manos, porque Dios nos ha dotado de recursos para que con su bendición, resolvamos aun las situaciones más difíciles. 

El Señor no nos da más de lo que podemos llevar, está en nosotros confiar en Él de forma completa, es decir, clamando, pero también marchando.

Yo bendigo tu vida para que en este tiempo puedas ponerte en movimiento y definitivamente pueda cambiar tu situación con la bendición de Dios.

Por Daniel González

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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