“Y me alegro por vosotros, de no haber estado allí, para que creáis; mas vamos a él” (Juan 11.15).
Así como es necesario en algunas situaciones estar y que estén con nosotros, también es beneficioso en otras no estar y que no estén a nuestro lado. Jesús dice que se alegra de no haber estado allí, y que se alegra no por Él sino por ellos, para que su ausencia aumente su fe y les permita crecer.
Para crecer y hacer crecer a los demás, hay momentos en los que es imprescindible ausentarse.
- Es tan negativo tener padres que están siempre ausentes, como tener padres que están siempre presentes.
- Es tan negativo tener pastores y líderes que están siempre ausentes, como tener pastores y líderes que están siempre presentes.
Porque la presencia en algunos casos dificulta la madurez e impide el desarrollo personal de nuestros hijos y nuestros discípulos.
La soledad en algunas ocasiones nos permite creer más en Dios y aferrarnos a Él, y también nos da la posibilidad de madurar al valernos por nosotros mismos. El ausentarnos en determinados momentos demuestra que creemos en la otra persona y en sus capacidades y, también, cuando alguien se ausenta, que él cree en nosotros.
Por favor, discerní cuándo debés estar y cuándo debés ausentarte para no ser de tropiezo y estorbar el desarrollo de los demás. Padres que si hubieran sabido ausentarse en su momento, sus hijos hoy serían mucho más maduros y estarían mejor equipados para enfrentar la vida. Pastores que si hubieran sabido ausentarse en su momento, hoy tendrían líderes en su congregación y no solamente personas dependientes de ellos.
También aprendé a abstenerte en determinadas situaciones de recurrir a otros para poder aferrarte más a Dios y desarrollar mejor tus capacidades.
Yo bendigo tu vida para que Dios te dé la sabiduría para saber cuándo ausentarte y de esta manera desarrollar a los que Él ha puesto a tu cuidado.
Por Daniel González