Devocional Diario – Trata Seriamente con el Pecado 1
Pasaje clave: 1º Juan 1:9.
El pecado es cualquier transgresión al carácter santo de Dios. La esencia del pecado es la independencia de Dios y la rebeldía a su Palabra. “Hago lo que siento”. “Hago lo que quiero”. “Vivo como quiero”.
Lo que no siempre entendemos es lo que hace el pecado en nuestras vidas.
El pecado destruye la vida espiritual (1º Juan 1:6).
Perdemos la comunión con los hermanos. Cuando hay pecado no hay comunión. Hay peleas, divisiones, discusiones, vemos todo mal, etc.
Nos sentimos lejos del amor de Dios. “No siento el amor de Dios”. “Oro y no pasa nada”. “A mi Dios no me oye”. “En la iglesia siempre es lo mismo”. “No sé para qué congrego”. Si pecamos y amamos al mundo (la forma de pensar y actuar de nuestra sociedad) perderemos la experiencia del amor de Dios.
Se produce una atadura espiritual (1º Juan 3:8-10). El pecado ata y pide más pecado.
Corta nuestro fruto espiritual. Abandonamos la vida de oración (si es que alguna vez la tuvimos), perdemos el gozo y la paz, y lentamente nos vamos enfriando. Alejarse de Dios resulta natural, pero volver a Él se hace muy difícil.
David procuró esconder su pecado (Salmos 32:3-4). Y si seguimos su ejemplo sufriremos, porque el pecado tiene el poder de enfermarnos: amarguras, depresiones, bajones emocionales, angustias, síntomas físicos, etc. Si nos callamos y nos encerramos en nosotros mismos, nunca seremos perdonados y restaurados. El silencio le da lugar a Satanás para mantenernos esclavizados.
Sólo cuando confesó su pecado, David fue libre (Salmos 32:5).
Arrepiéntete, confiésalo y apartarte para ser libre (Prov.28:13)
Piénsalo.
¿Qué haces con tu pecado? ¿Lo escondes o lo confiesas?
(CONTINÚA…)
Por Edgardo Tosoni