Devocionales Cristianos – El Orden Libera Mayor fe

 

¿Te considerás una persona ordenada o desordenada en tus ta­reas?

¿Disciplinada o poco constante?

Dios trabaja ordenadamente. Esto no significa aburrimiento ni rutina. Sabemos que Dios es creativo y busca enseñarnos a tra­vés del orden. Cuando creó los cielos y la tierra, juntando todos los materiales en un solo lugar, la tierra estaba desordenada, vacía y en oscuridad.

¿Te has sentido así alguna vez? Es decir, confuso, sin vida y sin luz. Si experimentaste esta sensación, no desesperes. Dios va a darte una serie de pasos para que puedas ordenar aquellos materiales que hasta hoy estaban juntos pero confusos.

 

Dios es Creativo y Busca Enseñarnos a Través del Orden.

Comencemos y veamos cómo lo hizo Dios.

1. Creó la luz.

Lo primero que necesitó es luz y la luz es la revelación. Es como si Dios dijera: “Tengo esta mezcla, necesito luz para ver, para ver cómo empiezo a ordenar todo esto que está desordenado”.

La luz es un símbolo de revelación.

Para definir el término “Palabra” usamos dos vocablos: Logos y Rhema.

Logos es la Palabra escrita, pero Rhema quiere decir revelación. La revelación es cuando Dios te da una verdad a tu espíritu, cuando Dios se descubre, cuando entendés algo. Cuando por ejemplo, leés y entendés la Palabra y ese problema o circuns­tancia ya no te preocupa más, quiere decir que el Logos se hizo Rhema, es decir, recibiste revelación, o sea luz.

Revelación es la Palabra que cae directo en tu corazón. Te da una luz como nunca antes tuviste; empezás a ver dónde te en­contrás, a comprender quién sos, a qué Dios te llamó, a conocer el propósito para tu vida.

Una revelación es una Palabra que se enciende en tu mundo de oscuridad para ordenarlo, para bendecirlo.

En una oportunidad, Jesús les dijo a los fariseos: “Ignoran las escrituras y el poder de Dios”. En el original es así: “Ignoran el logos y el rhema de Dios”. Con lo cual, les está diciendo: “Us­tedes ignoran la Palabra escrita, el Antiguo Testamento, y tam­bién ignoran la rhema, la revelación, que es poder de Dios”.

Podés leer la Biblia y que tu vida siga igual, pero si tenés una revelación, esa misma revelación te cambiará, te bendecirá y te transformará en un nuevo ser.

La revelación te cambia, te bendice y te transfor­ma.

 

2. Hizo la expansión.

Es el cielo que vemos, la atmósfera. Lo segundo que tenés que crear para ordenar tu mundo interior, es generar una atmósfera que de vida; una atmósfera tal que el que esté cerca pueda res­pirar vida y no muerte.

Una buena atmósfera se crea haciéndonos cargo de que todo lo que sentimos, pensamos y reaccionamos es decisión nuestra.

Para esto, necesitarás tener una atmósfera de perdón, apren­der que todos herimos, todos lastimamos y a pesar de todo eso podemos volver a perdonar, a soltar a aquel que nos lastimó y seguir mirando hacia nuestro objetivo.

Para crear una buena atmósfera, necesito desatar­me del que me lastimó.

 

3. Produjo.

La tierra estaba hundida en el agua, entonces Dios sacó las aguas de la tierra, separó y agrupó las aguas saladas con las saladas, las aguas dulces con las dulces; las acomodó. Juntó a los océanos y sobre la tierra sopló y se secó.

Y así es como Dios va a trabajar en vos, separando todo lo bue­no pero que no te sirve para producir. Estás llamado a tener una mente de fruto.

Tenés que saber que Dios te ha hecho para producir. Dijo a la hierba “produzca según su semilla”. Dios te ha dado la capa­cidad interior de tener todas las semillas necesarias para que alcances todos tus sueños.

Luego Dios ordenó a la hierba, a los árboles que produzcan se­gún su género; porque lo que sembrás, cosechás. Y de acuerdo a lo que hoy estés sembrando, será tu cosecha y tu herencia.

 

Lo que sembrás, cosechás.

En una ocasión, Jesús se encontró con un centurión romano, éste era un hombre de mucho dinero que tenía un criado en­fermo. Los judíos fueron a pedirle a Jesús para que lo ayudara. En ese encuentro, el centurión le dijo: “Señor, yo no soy digno de que vengas a mi casa, yo también soy un hombre bajo órde­nes”.

Es decir, vio que Jesús era ordenado y le dijo: “Señor, yo tam­bién estoy ordenado, tengo gente a la que le ordeno “ve”, y va, “ven”, y viene. Por eso, sólo ordena la Palabra y la Palabra lo sanará.”

Y Jesús dijo a la multitud: “No encontré a nadie con tanta fe”.

Dios sabe que el orden trae bendición. Tenemos que ser orde­nados en todo, en lo afectivo, en lo sexual, en lo económico. El desorden trae confusión. En cambio, una persona que camina bajo orden sabe que en su futuro habrá sanidad, prosperidad, y restauración y esa persona debés ser vos.

Extracto del libro “60 Principios60 Principios de Fe”

Por Bernardo Stamateas

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