Devocionales Cristianos – El Verdadero Significado de Pertenecer a la Iglesia 2
Continuemos.
Cuál es Nuestro Impedimento
¿Cómo se evidenciaría en su vida y en la mía el amor hacia los que interactúan con nosotros en la familia de Dios?
¿Qué significará estar comprometidos con una iglesia local?
¿Qué tal si todavía tiene dudas acerca de dar este paso?
Quizá esté comenzando a ver que el plan de Dios para la iglesia es hermoso, pero todavía lo distraen todas las cosas que piensa que están mal en las iglesias a las que ha asistido.
No niego que haya problemas. La triste realidad es que hay iglesias y líderes de iglesia que representan muy mal a Jesucristo través de su vida y sus enseñanzas. Y uno solo necesita asistir a una iglesia letárgica, ineficaz, poco amigable, para hacer que toda la retórica sobre la esposa de Cristo se desplome al suelo como si fuera un globo desinflado.
No obstante, ¿son en realidad estas experiencias las que nos impiden amar a la iglesia local? He llegado a creer que los obstáculos mayores de nuestra generación no son los problemas de la iglesia, sino los problemas en nosotros.
Hemos absorbido actitudes y suposiciones del mundo que nos rodea que han afectado de forma negativa lo que esperamos de la iglesia y la forma en que hemos de acercarnos a nuestro papel en ella.
Por ejemplo:
A. Hemos adoptado actitudes egocéntricas.
Hemos creído la mentira de que seremos felices cuando sacrifiquemos y demos menos de nosotros mismos y de nuestro tiempo a los demás. Pero cuanto más nos aferramos a nuestro tiempo, dinero y comodidad, negándonos con egoísmo a dar a nuestra iglesia, tanto menos recibiremos de vuelta.
B. Hemos permitido que la orgullosa independencia nos mantenga apartados.
Puede ser el orgullo que dice: «No necesito a otras personas en mi vida». O puede ser el orgullo que dice: «No quiero que otras personas me vean como en realidad soy». Ambas formas nos impiden recibir las bendiciones y los beneficios de la comunidad en la iglesia local.
C. Hemos adoptado un ojo crítico hacia la iglesia.
Hemos creído que al quejarnos o culpar a la iglesia estamos logrando algo. Sin embargo, Dios nos llama a arrepentimos de nuestro espíritu crítico, y en lugar de eso, a mostrarnos interesados.
El interés genuino es lo que tiene lugar cuando vemos un problema y nos importa. Este tipo de interés lleva a cambios positivos para nosotros y nuestra iglesia.
Hace poco mi amigo David, de Nueva York, me dijo que había estado asistiendo a la iglesia como un «consumidor », concentrado en comparar y criticar. Vio que necesitaba convertirse en «comunitario», alguien que va para encontrarse con Dios y expresar su amor hacia los demás.
Dios le ha ayudado a cambiar de ser una persona que dejaba la iglesia cada semana con una lista de quejas a ser un siervo activo. «Lo hermoso de todo esto», dijo David, «es que como comunitario soy mucho más feliz de lo que era como consumidor».
Es solo cuando usted y yo rechazamos el egoísmo, la independencia orgullosa y el espíritu crítico que la belleza de la iglesia local entra en foco. Entonces veremos que comprometernos con una iglesia no es una carga, sino un regalo y una necesidad. No nos ata. Nos provee de un ancla en la tormenta de la vida. Y hasta sus defectos se convierten en oportunidades para que la amemos y sirvamos.
Irse es fácil. ¿Sabe qué cosa es más difícil? ¿Quiere usted saber qué es lo que requiere de más valentía y qué es lo que le hará crecer más rápido que cualquier otra cosa?
Únase a una iglesia local y entregue sus deseos egoístas para pensar en los demás como más importantes que usted mismo. Humíllese y reconozca que necesita a otros cristianos. Invítelos a entrar en su vida. Deje de quejarse sobre lo que está mal con la iglesia y forme parte de la solución.
Es algo tan simple y, sin embargo, tan transformador en la vida. La vida vivida en una iglesia local es una aventura que le llevará a más gozo y más profundidad espiritual de lo que pueda imaginar.
Extracto del libro “Deje de Coquetear con la Iglesia”
Por Joshua Harris