Devocionales Cristianos – Jesús y la Ley
Pasaje clave: Mateo 5:17-20.
1. Introducción.
Luego de enseñar acerca de cuáles deben ser las cualidades del cristiano (bienaventuranzas) y de cómo debe influenciar el cristiano en los demás (como sal y como luz), Jesús enseña acerca de la importancia de vivir de acuerdo a la Palabra de Dios y no de acuerdo a las tradiciones religiosas.
2. Cristo y la Ley de Dios.
Mt.5:17-18. En la época de Jesús solamente estaba el Antiguo Testamento, y a él se refiere Jesús cuando habla de “la ley y los profetas”. ¿Qué dice Jesús acerca del valor del Antiguo Testamento?
Les remarca tres cosas muy importantes:
A. Que él no vino para abrogarla. Abrogar significa “anular”, “destruir”, “deshacer”. Muchos pensaban que a Jesús no le importaba lo que Dios había revelado en la antigüedad. Otros, al escuchar la autoridad con la que él enseñaba, suponían que desvalorizaba a la sagrada Palabra de Dios. A todos ellos Jesús les deja muy en claro que él no vino para ignorar la revelación que Dios les había dado. Jesús conocía el valor espiritual, ético y práctico de la Palabra de Dios. Él creía en esa Palabra y vivía según ella.
B. Por el contrario el vino para cumplir con la ley. La palabra “cumplir” significa “llenar”, “ampliar”, “completar”. Los religiosos se habían encargado de modificar a su conveniencia los mandamientos y leyes dados por Dios. Ellos “acomodaban” las enseñanzas del Antiguo Testamento según como mejor les convenía y las usaban para obligar a las personas a vivir como ellos querían. Antes esta actitud Jesús les dice que él vino con el propósito de completar la revelación dada y de demostrar con su propia obediencia el valor que tenía para él la Palabra de Dios.
C. Finalmente, Jesús les dice que la Palabra de Dios se va a cumplir en su totalidad hasta que llegue el fin de todas las cosas. Y que aún lo más pequeño tendrá cumplimiento. Jesús les está diciendo: “Nada de lo que Dios habló será pasado por alto, nada se perderá, porque es una Palabra eterna”.
3. El Cristiano y la Ley de Dios.
Mt.5:19-20. Si Jesús tomó tan en serio la Palabra de Dios, y si le dio un lugar de tanta importancia en su vida, entonces nosotros, sus discípulos, tenemos que tener su misma actitud. Nosotros, más que Cristo mismo, necesitamos vivir de acuerdo a ella.
Jesús enseña claramente quiénes son las personas verdaderamente exitosas:
A. El que quebranta, desobedece o ignora deliberadamente la Palabra de Dios, y además de eso, con sus palabras y ejemplo le enseña a otros a desobedecer o a ignorar la Palabra, esa persona es para Dios muy pequeña, no importa “cuán grande o exitosa” sea para los hombres.
B. Pero aquel que obedece la Palabra y con su modelo de vida mueve a otros a obedecer la Palabra y a vivir de acuerdo a ella, esa persona es considerada por Dios mismo como muy grande, aunque para los hombres no sea reconocido o exitoso.
Por lo tanto, la medida del éxito no está dado por lo que tenemos, ni por lo que sabemos, ni por cuánto las personas nos reconozcan o no, sino por nuestra actitud de obediencia o desobediencia a la Palabra de Dios.
Por Edgardo Tosoni