Devocionales Diarios – Autoimagen 1
¿Cómo te Ves a Ti Mismo?
Nuestra autoimagen es la fotografía interna que llevamos de nosotros mismos. Si lo que vemos no es sano y de acuerdo con las Escrituras, sufriremos miedo, inseguridad y varios tipos de conceptos equivocados acerca de nosotros.
Noten que he dicho «sufriremos». Las personas que son inseguras acerca de sí mismas sufren en su mente, en sus emociones, al igual que en su vida social y espiritual. Sé que es así, pues he hablado con miles de ellas. Y lo sé también porque yo misma he sufrido en esta área.
¡Dios te Aprueba!
Jeremías 1:5. El propósito de Dios nunca fue que nos sintiéramos mal acerca de nosotros mismos. Él quiere que nos conozcamos bien y aun así que nos aceptemos.
Nadie nos conoce tan bien como Dios. Todavía, aun cuando Él nos conoce y sabe todo de nosotros, incluyendo todas nuestras faltas, aun así nos aprueba y acepta. Él no aprueba nuestra conducta errada, pero está comprometido con nosotros como individuos.
Dios puede odiar lo que tú haces y aun así amarte como persona; Él no tiene problema en separar ambas cosas.
Dios es un Dios de corazones. El ve tu corazón, no sólo la capa externa [la carne] en la que vivimos y que nos mete en tantos problemas. Pienso que si Dios puede separar las dos, Él puede enseñarnos a hacer lo mismo.
Efesios 3:17-18. Mientras meditaba en estos versículos y otros similares, me sentí como un ciego que veía por primera vez. Mi problema era la falta de amor. Nunca había recibido amor verdadero en mi vida; por lo tanto nunca aprendí a amarme en una forma apropiada. Ni siquiera me gustaba como era, había dejado de lado e! amarme a mí misma.
Si nadie más nos ama, no vemos por qué debemos amarnos. Si otros no nos aman, pensamos que no somos dignos de ser amados.
Debemos amarnos -no en forma egoísta, centrada en uno mismo que produce un estilo de vida desenfrenada, sino equilibradamente, en forma santa, en una forma que simplemente afirma que la creación de Dios es buena y justa.
Podemos deteriorarnos por el paso de los años y por las experiencias difíciles que hemos debido afrontar, pero eso no significa que no tengamos valor, que seamos buenos para nada y sólo seamos dignos de! recipiente de la basura.
Debemos tener el tipo de amor que dice: «Puedo amar lo que Dios ama. No me gusta todo lo que hago, pero me acepto, porque Dios me acepta». Debemos desarrollar un amor maduro que dice: «Sé que necesito cambiar, y quiero cambiar. De hecho, creo que Dios me está cambiando cada día, pero mientras eso sucede, no vaya rechazar lo que Dios acepta. Me aceptaré como soy ahora, sabiendo que no permaneceré así».
Nuestra fe nos da esperanza para el futuro. Como Él lo hizo con los israelitas, Dios nos ayudará a conquistar a nuestros enemigos [nuestras «trabas») poco a poco (Deuteronomio 7:22).
Él nos transformará de gloria en gloria mientras miramos Su Palabra (2º Corintios 3: 18).
Él es el autor y consumador de nuestra fe (Hebreos 12:2).
Él comenzó en nosotros la buena obra, y la perfeccionará hasta el día de Jesucristo (Filipenses 1:6).
Una vez que recibimos el amor de Dios y empezamos a amamos y aceptamos, ese hecho mejora nuestra relación con Él. Mientras no aceptemos Su amor, el ciclo está incompleto. Sólo podemos amarlo a Él, porque Él nos amó primero (1º Juan 4:19).
Todos sabemos lo frustrante que es tratar de dar un regalo a alguien que sigue rechazándolo. La inseguridad y sentimientos de ser de poco valor nos incapacitan para saber recibir. Podemos sentir que debemos merecer cada cosa que obtenemos. Podemos pensar: «¿Por qué alguien querría simplemente darme algo?» Podemos llegar a ser muy suspicaces: «¿Qué motivo tiene? ¿Qué quieren de mí? ¿Qué están tratando de conseguir?»
Hay ocasiones en que trato de dar algo a alguien, y he gastado tanto tiempo y energía tratando de convencerlos que quiero que lo reciban, que la situación llega a ser muy incómoda. ¡Sólo quiero que lo reciban! Y quiero que muestren su aprecio por mi regalo simplemente por recibirlo y disfrutarlo.
Si nosotros como humanos nos sentimos así, ¿cuánto más sentirá Dios cuando trata de dar Su amor, gracia y misericordia, y nosotros lo rechazamos por un falso sentimiento de humildad o indignidad?
Cuando Dios se acerca para amamos, Él está tratando de empezar un ciclo que no sólo nos bendecirá a nosotros, sino a muchos otros también.
El plan de Dios es éste: Él quiere que recibamos Su amor, que nos amemos a nosotros mismos en una manera equilibrada y santa, que respondamos amándolo a Él generosamente, y finalmente, que amemos a las personas que lleguen a nuestra vida.
Recuerden: ¡No teníamos amor para amar hasta que Dios nos amó primero!
(CONTINÚA…)
Extracto del libro “Cómo Tener Éxito en Aceptarte a ti Mismo”
Por Joyce Meyer
Lee Autoimagen 2
Bnueno
Hola Mery. ¡¡Bienvenida!! Gracias!!
ESTA PALABRA HA DADO LUZ A MI VIDA PARA UN BUEN COMIENZO DEL DIA. QUE DIOS LOS BENDIGA ABUNDANTEMENTE POR SU LABOR DE REGAR LA PALABRA. AMEN!
Hola Reina. ¡¡Bienvenida!! Gracias!!