Devocionales Cristianos – La Iglesia, Cuerpo y Templo
Dos Imágenes Más
La Iglesia de Jesucristo es una familia como no hay otra en el mundo. Sin embargo, el misterio no termina allí.
Cuando los seres celestiales miran hacia abajo, también ven algo que es todavía más asombroso, ven un cuerpo.
“Y Dios sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo” (Efesios 1:22-23)
La Iglesia está tan cerca del corazón de Dios, es tan central a su obra en el mundo, que Él nos llama el cuerpo de Cristo. Somos más que hermanos y hermanas en Cristo. Al expresar nuestra unión con Él por medio del servicio, la adoración y el amor, nos convertimos en manifestación física de nuestro Salvador sobre la tierra.
¿Listo para otra imagen? El cielo ve a la Iglesia como un magnífico templo. A través de la Iglesia, Dios está creando una estructura como no hay otra en la historia.
No está hecha de piedras o ladrillos. Es más grande que cualquier catedral construida por manos humanas. Este edificio se compone de piedras vivas (1º Pedro 2:5). Los apóstoles y profetas hicieron los cimientos, Jesús mismo es la piedra angular, y usted y yo estamos siendo agregados a ella.
“En Cristo todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu” (Efesios 2:21-22).
Como creyentes estamos unidos a una estructura espiritual que nos vincula a los apóstoles que caminaron con el Maestro, a los santos de cada generación, color y continente, tanto a los que nos precedieron como a aquellos que nos seguirán.
En el Antiguo Testamento la presencia de Dios en el mundo se manifestaba en el tabernáculo en el desierto y más tarde en el templo en Jerusalén. Pero hoy, luego de la venida de Cristo, ya no hay necesidad de un templo. La Iglesia es el templo de Dios, el lugar donde reside en especial y manifiesta su presencia. Nosotros somos el lugar de habitación de Dios, no nuestros edificios, sino nuestras vidas unidas en adoración y servicio.
Uniéndolo Todo
¿Ve ahora con más claridad por qué es tan importante que estemos conectados y comprometidos con la iglesia?
Eric Lañe describe lo que cada una de estas imágenes de la iglesia dice acerca de nuestra participación en ella: “Ser miembro de una familia es pertenecer a una comunidad vinculada por una paternidad en común. Ser una piedra en este templo significa pertenecer a una comunidad de adoración. Formar parte de un cuerpo significa pertenecer a una comunidad que da testimonio, que vive, funciona y sirve”.
«En conjunto», continúa Lañe, «tenemos las funciones principales de un cristiano individual. Es evidente que debemos cumplir estas obligaciones no solos, sino juntos en la iglesia».
Está en lo cierto. No podemos vivir nuestras vidas cristianas solos. Cuando somos salvos de nuestro pecado, nos volvemos parte de algo más grande que nosotros: una familia, un cuerpo, un templo. A través de la Iglesia en todo el mundo, Dios está obrando glorificándose a sí mismo y transformando vidas.
Esta es la Iglesia de todas las tribus y lenguas y generaciones que será presentada como esposa a Cristo el último día (Apocalipsis 19:7).
Esta es la Iglesia que triunfará a pesar del fracaso humano y los ataques del demonio.
Esta es la Iglesia que jamás acabará.
Extracto del libro “Deje de Coquetear con la Iglesia”
Por Joshua Harris