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Sermones – LLAMAR A LAS COSAS QUE NO SON COMO SI FUESEN 3

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Predicaciones Cristianas – Llamar a las Cosas Que no Son Como si Fuesen 3

 

Continuemos.

«Yo no hablo cosas negativas» (Efesios 4:29).

«He hecho el propósito de que mi boca no hablará transgresiones, sino de la justicia y de la alabanza a Dios todo el día» (Salmo 17:3; 35:28).

«Soy una intercesora» (1º Timoteo 2:1).

«Abro mi boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en mi lengua» (Proverbios 31:26).

«Yo hago lo que digo, y llego a tiempo a donde voy» (Lucas 16:10; 2º Pedro 3:14).

«Nunca ato a un hermano o hermana con las palabras de mi boca» (Mateo 18:18).

«Yo siempre animo. Yo construyo y edifico. Jamás derribo o destruyo» (Romanos 15:2).

«Clamo al Altísimo quien me defiende y me recompensa» (2º Crónicas 16:9).

«Cuido mi cuerpo. Como lo apropiado, luzco bien, me siento bien, y mi peso es el que Dios quiere que tenga» (1º Corintios 9:27; 1º Timoteo 4:8).

«Echo fuera los demonios; nada mortífero puede hacerme daño» (Marcos 16:17-18).

«El dolor no me puede agobiar porque Jesús sufrió todos mis dolores» (Isaías 53:3-4).

«No me apuro ni actúo con precipitación. Hago las cosas una por una» (Proverbios 19:2; 21:5).

«Utilizo mi tiempo de oración y estudio sabiamente» (Efesios 5:15-16).

«Soy una esposa obediente y no hay rebelión en mí» (Efesios 5:22-24; 1º Samuel 15:23).

«Mi esposo es sabio. Él es el rey y sacerdote de mi hogar. Él toma buenas decisiones» (Proverbios 31:10-12; Apocalipsis 1:6; Proverbios 21:1)

«Los miembros de mi familia son bendecidos en todos sus asuntos. Somos bendecidos al salir y al entrar» (Deuteronomio 28:6).

«A mis hijos les gusta orar y estudiar la Palabra. Ellos alaban a Dios con franqueza y decisión» (2º Timoteo 2:15).

«Mis hijos deciden correctamente de acuerdo a la Palabra de Dios» (Salmos 119:130; Isaías 54:13)

«Todos mis hijos tienen muchos amigos cristianos, y Dios ha preparado un esposo o esposa cristiana para cada uno de ellos» (Proverbios 18:22).

«Mi hijo David tiene una personalidad dulce y no es rebelde» (Efesios 6:1-3).

«Mi hija Laura actúa con sabiduría y disciplina, y está llena de energía» (Proverbios 16:16).

«Soy una persona que da. Hay mayor bendición en dar que recibir. ¡Me encanta dar! Tengo suficiente dinero para dar todo el tiempo» (Hechos 20:35; 2º Corintios 9:7-8).

«Todos los días, personalmente, por teléfono o correo, recibo invitaciones para enseñar» (Apocalipsis 3:7-8).

«Soy una mujer muy próspera. Todas las cosas en las cuales pongo mis manos, o me ocupo, prosperan. Todas las áreas de mi vida prosperan: la espiritual, mental, financiera y social» (Génesis 39:3; Josué 1:8; 3º Juan 2).

«He pagado todo lo que poseo. No le debo a nadie nada, excepto el debido amor en Cristo» (Romanos 13:8).

 

¿Podemos confesar o declarar cosas para las cuales no tenemos un versículo bíblico?

Sí. Yo creo que sí, en la medida en que razonablemente y con seguridad proclamemos la voluntad de Dios para nuestra vida, y no solamente algo que deseamos.

En el Antiguo Testamento el Señor le ordenó a Josué meditar en Su Palabra «día y noche» (Josué 1:8). En el Salmo 119:148 el salmista cuenta que él meditaba constantemente en la Palabra de Dios. En el Salmo 1:2 leemos acerca del hombre justo: …en la ley del Señor está su delicia y en Su ley (los preceptos, las instrucciones y las enseñanzas de Dios) medita (estudia y considera) habitualmente de día y de noche.

Parte de la meditación es musitar, conversar en voz alta con uno mismo, o declarar algo. Confesar o declarar la Palabra de Dios nos ayuda a grabarla en el corazón.

Extracto del libro “¡Esta Boca Mía!”

Por Joyce Meyer

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