Devocional – OBEDIENTES SE BUSCAN 1

Devocionales Diarios – Obedientes se Buscan 1

 

Pasaje clave: 2º Corintios 2:9, 2º Tes.3:14, Filemón 21.

 

¿Obedecer por Obligación o por Amor?

1. Cuando la Obediencia es por Obligación.

Obedecer por obligación es hacer y cumplir con todo lo que nos piden: “Visita a aquella persona”, “llama por T.E. a aquel otro”, “barre y ordena el salón”, “anda a buscar a los pastores”, “hazte cargo de este grupo”, “ora por tal persona”, “enseña el tema en el grupo pequeño”, “organiza un evento”, “dirige el coro de niños”, “panfletea el barrio”, “levanta la ofrenda”, etc.

La persona hace todo lo que le piden. El problema radica en que sólo acciona cuando “le ordenan” que lo haga. No nace de su corazón hacerlo, sino que “hace” porque le han dado una orden. Si le pides que lo haga lo hará, pero si no se lo pides ni se moverá. Su obediencia es por obligación, pero no por amor.

En otros casos la obediencia es por miedo a la autoridad o a las posibles represalias o consecuencias. Esto no es sano, porque el miedo nunca proviene de Dios. El miedo es un instrumento diabólico. No permitas que nadie te amenace, te manipule o te presione. No eres esclavo de nadie y sólo Dios es tu dueño.

En Mateo 23 Jesús denuncia a los legalistas que imponían pesadas cargas sobre la gente obligándolas a cumplir lo que ellos mismos no cumplían. ¡Y las personas obedecían por miedo!  

En un primer nivel de la vida cristiana obedecer por obligación no está mal. Al ser puesta a prueba la obediencia también es probado el carácter. Se aprende obediencia y se madura, pero si con el tiempo la persona no incorpora en su vida la obediencia por amor al Señor, obedecer se le convertirá en una carga.

Obedecerá con la motivación incorrecta. Hará lo que le pidan pero internamente se quejará. Le pesará servir a Dios, le pesará aceptar una orden. Y tarde o temprano largará todo.

Tienes que avanzar al segundo nivel: obedeceré por amor al Señor.

 

2. Cuando la Obediencia es por Amor.

Obedecer por amor también es hacer y cumplir con todo lo que piden, pero en este caso la motivación es distinta: la persona está movida por el amor y no sólo por la obediencia.

Y porque ama es obediente. Por amor contacta a personas nuevas, por amor las visita, por amor limpia y ordena, por amor invierte tiempo, dinero y esfuerzo en el reino de Dios, por amor ora por las personas, se hace cargo de un grupo pequeño, cuida a sus discípulos, congrega, etc.

Su motivación no es “la orden” de una autoridad, sino el amor al Señor que lo ha llamado a servir.

Su obediencia es por amor, no por presión, ni por imposición ni por temor. Porque ama, sirve.

¿Y por qué ama? Porque entiende que ha sido amado primero (1º Juan 4:19). Ama porque el amor de Dios lo ha salvado, lo ha perdonado, lo ha sanado, ha restaurado su vida.

Y al hacerlo por amor al Señor, en primer lugar, y por amor a las personas, tiene resultados y frutos, está motivado, trabaja con gozo y disfruta lo que hace.

El que ama disfruta. El que ama crece. El que ama es agradecido.

Cuando aprendemos a amar al Señor y a adorarlo y a dejarnos amar por Él en nuestra intimidad, somos capaces de obedecer por amor.

Serviré por amor, no por obligación ni por imposición. Obedeceré por amor y no esperaré nada de nadie porque mi recompensa viene del Señor.

Establezcamos el primer principio de obediencia: “La obediencia por obligación te desgastará, pero obedecer por amor al Señor energizará y potenciará tu vida”.

Por Edgardo Tosoni