Devocionales Cristianos – Por Amor a los Demás
Pasaje clave: Juan 13:35, Gálatas 5:13. Hebreos 13:16.
El Propósito del Servicio.
El propósito de Dios es que demos testimonio de nuestra fe, mantengamos una sana comunión con nuestros hermanos, vivamos como discípulos de Jesús y adoremos como expresión de amor al Rey de reyes. Pero su propósito para nuestras vidas también incluye que sirvamos por amor a los demás.
Y esos «demás» abarcan a todos los que nos rodean: nuestras familias primeramente, nuestros hermanos en Cristo en segundo lugar y finalmente todos aquellos a quienes podamos alcanzar, bendecir y darles un testimonio práctico de nuestro amor por el Señor.
Sirvamos a los Demás con un Amor Práctico.
Si la adoración es nuestra expresión de amor a Dios, el servicio es nuestra expresión de amor práctico hacia las personas.
Una definición de “ministerio” es satisfacer necesidades con amor.
Si perteneces a Jesucristo y estás en la iglesia eres su ministro, un siervo de Jesús. Y todos somos importantes, útiles y necesarios.
Fuiste puesto en la tierra para aportar algo. No fuiste creado para ser un consumidor ni para vivir para ti mismo, sino para que tu vida marque una diferencia. Fuiste creado para edificar y bendecir.
Siempre que sirves y bendices a otros, de cualquier manera que lo hagas, estás sirviendo a Dios (Marcos 9:41).
En el reino de Dios eres alguien, tienes un lugar, un propósito y una función para cumplir (2º Timoteo 1:9). Esto le da a tu vida significado y valor.
Cualquiera que sea tu trabajo, estudio o profesión, estás llamado a servir a Dios.
Tu servicio a Dios es en el lugar en el que puedes bendecir e impactar la vida de otros (1º Corintios 12:27). Pero tú servicio no puede ser aislado y en solitario, sino que debe estar en relación a la iglesia, porque somos un Cuerpo y nos necesitamos unos a otros.
Dios los usó a cada uno de ellos para su servicio, porque cada uno de ellos renunció a sus propios impedimentos y argumentos paralizantes y se dejó utilizar por Dios.
Dios también quiere utilizarte a ti. Déjate utilizar. Entrégate totalmente a Dios.
Piénsalo.
¿Estás comprometido con el servicio como expresión de amor hacia tus hermanos?
Si aún no te has involucrado en ningún ministerio de tu iglesia, ¿cuál es el motivo? ¿Qué es lo que te frena?
¿Es un freno interno? Por ejemplo: no te sientes capaz, piensas que no puedes, tienes vergüenza, tienes miedo, no estás capacitado para aquello que es necesario hacer, etc.
¿En un feno externo? Por ejemplo: no te dan oportunidades, tuviste una mala experiencia en un ministerio anterior, no eres tenido en cuenta, etc.
Sea interno o externo, ¿qué decisiones has tomado para revertir la realidad?
Dios te llama a servir, a bendecir y a edificar a los demás (y no necesitas encerrarte en la iglesia para hacer esto), por lo tanto ¡superá las dificultades y potenciá tu vida con las capacidades y dones que Dios te ha dado para marcar una diferencia!
Por Edgardo Tosoni