Devocionales Cristianos – Somos Increíblemente Valiosos Para Dios 1

 

Por razones que no se pueden explicar, los seres huma­nos somos increíblemente valiosos para Dios.

Uno de los conceptos más imponentes que encontra­mos en la Biblia, es la revelación de que Dios nos conoce a cada uno de nosotros personalmente, y que día y noche piensa en nosotros. Sencillamente no podemos comprender todas las consecuencias de este amor del Rey de reyes y Señor de señores hacia nosotros.

Él es omnipotente y omnisciente, majestuoso y santo, por toda la eternidad. ¿Por qué ha querido él interesarse en nosotros, nuestras necesidades, nuestro bienestar y nues­tros temores? Hemos hablado de situaciones en las que lo que Dios hace no tiene sentido. Pero su interés en nosotros, simples mortales, es lo más inexplicable de todo.

También Job tuvo dificultades para comprender por qué el Creador ha querido interesarse en los seres hu­manos. El preguntó: «¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas, y para que pongas sobre él tu corazón, y lo visites todas las mañanas? (Job 7:17-18).

David tenía en mente la misma pregunta cuando escribió: «¿Qué es el hombre, para que de él te acuerdes, y el hijo del hombre, para que lo cuides?» (Salmo 8:4).

Y de nuevo, en el Salmo 139 dijo: «Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis pensa­mientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda» (vs.1-4). ¡Qué concepto tan increíble!

No sólo él se acuerda de cada uno de nosotros, sino que se describe a sí mismo a través de la Biblia como nuestro Padre. En Lucas 11:13 leemos: «Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros lujos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espí­ritu Santo a los que se lo pidan?» El Salmo 103:13 dice: «Como el padre se compadece de los hijos, se compade­ce Jehová de los que le temen». Pero por otra parte, se compara con una madre en Isaías 66:13, donde dice: «Como aquel a quien consuela su madre, así os conso­laré yo a vosotros…»

Como tengo 2 hijos, que ya son adultos, puedo identificarme con estas analogías relacionadas con el padre y la madre, que me ayudan a comprender cómo Dios siente hacia nosotros.

Shirley y yo, daríamos nuestras vidas por Danae y Ryan sin pensarlo dos veces, si fuera necesario. Todos los días oramos por ellos, y nunca están muy lejos de nuestros pensamientos. ¡Y cuán vulnerables somos al dolor que ellos sienten! ¿Será posible que realmente Dios amé a su familia humana infinitamente más de lo que nosotros, «siendo malos», podemos amar a aquellos que son parte de nuestra propia carne y sangre? Eso es precisamente lo que la Palabra de Dios nos dice.

Un incidente que ocurrió cuando nuestro hijo era muy pequeño, fue un ejemplo para mí del profundo amor de nuestro Padre celestial. Ryan tuvo una terrible infección del oído a los 3 años de edad, que nos mantuvo despiertos, tanto a él como a nosotros, casi toda la noche. La siguiente mañana, Shirley lo llevó al pediatra. El doctor era un hombre algo viejo, que tenía muy poca paciencia para tratar con niños intranquilos. Tampoco era muy afectuoso con los padres.

Después de examinar a Ryan, el doctor le dijo a Shir­ley que la infección se había adherido al tímpano, y que solamente podía ser tratada arrancando la postilla con un instrumento pequeño y horroroso. Advirtió que el procedimiento causaría dolor, y le dio instrucciones a Shirley para que aguantara fuertemente a su hijo sobre la mesa.

Shirley hizo lo mejor que pudo. Colocó a Ryan en la mesa de examinación y trató de aguantarlo. Pero él no estaba dispuesto a dejarse aguantar. Cuando el doctor le metió en el oído aquel instrumento, que parecía una ganzúa, se soltó y empezó a dar unos gritos que llega­ban al cielo. Entonces, el pediatra se enojó con Shirley, y le dijo que si ella no podía seguir las instrucciones tendría que llamar a su esposo. Yo estaba en la vecindad y rápidamente llegué a la sala de reconocimientos. Des­pués de escuchar lo que era necesario hacer, tragué saliva, y puse todo mi cuerpo alrededor de su pequeño cuerpo. Ese fue uno de los peores momentos de mi carrera como padre.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Cuando lo que Dios Hace no Tiene Sentido”

Por James Dobson

Lee Somos Increíblemente Valiosos Para Dios 2

Artículo anteriorDevocional – SOMOS INCREÍBLEMENTE VALIOSOS PARA DIOS 2
Artículo siguienteDevocional – SEMBRAR Y… ¡COSECHAR!

2 Comentarios

  1. HERMANOS DE VERDAD QUE ESTO ME A TOCADO CON MI HIJO DESDE QUE TENIA 9 MESES PERO DIOS A SIDO BUENO CON NOSOROS EL PASO POR MUCHOS PROCEDIMIENTOS EN SU OIDO Y GRACIAS A DIOS YA MI HIJO ESTA SANO ESE AMOR Q NOSOTROS SENTIMOOS X NUETROS HIJOS NO ES NADA COMPARADO CON EL AMOR DE NUESTRO PADRE

    • Hola Karla. ¡¡Bienvenida!! ¡Qué grande es nuestro Señor!! Él nos sorprende cada día con su amor. Gracias por compartir tu testimonio. Bendiciones.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingresa para comentar!
Por favor ingresa tu nombre