Devocionales Cristianos – Somos Sal

 

Pasaje clave: Mateo 5:13.

 

1. Introducción.

Todos ejercemos influencias sobre alguien. Estas influencias pueden ser positivas o negativas, buenas o malas, pueden ser influencias para edificar la vida de otros o para destruirlas. Jesús nos desafía a ser de tal manera que la influencia que tengamos sobre los demás (comenzando en nuestra propia familia) sea para bendecir y edificar. Él usa dos ejemplos muy conocidos, la sal y la luz, para enseñarnos cómo influir sobre los demás. Veamos el primero:

 

2. Somos Como la Sal.

Mt.5:13. ¿Para qué sirve la sal? Básicamente para dos cosas: es útil para dar gusto a lo desabrido y es útil para conservar alimentos evitando la putrefacción (una práctica muy común en el antiguo oriente donde no existían otros medios para conservar la carne).

¿Cómo es la sociedad en la que vivimos? En términos generales es corrupta, es inmoral, rechaza a Dios y avanza más y más hacia el deterioro: homosexualidad, aborto, drogadicción, iniciaciones sexuales tempranas, violencia, maldad, etc., son diarias y mayores cada día. La iglesia está puesta para ser sal, para neutralizar con el mensaje de Jesucristo esta corrupción y maldad.

Tenemos que ser más decididos, más valientes en señalarle al mundo lo que está mal, pero sin dejar de mostrar el bien de Dios.

Tenemos que ser más decididos, más valientes en condenar el mal. No condenar a los hombres, pero sí condenar el mal que ellos practican. No sonreír ante lo que está mal, ni mirar para otro lado, ni hacernos los indiferentes, sino influir como sal, levantar nuestra voz, hacernos oír.

Jesús no dijo: “son la miel del mundo”. Jesús dijo: “son la sal”. Levantar la verdad del evangelio de Jesucristo para denunciar la pecaminosidad del mundo, eso es ser sal.

Como sal nuestro mensaje para los hombres y las mujeres es: “el pecado destruye, amarga, ata y maldice, renuncien a su pecado, lloren por su pecado y busquen a Dios”.

Como sal nuestro mensaje para los hombre y las mujeres es: “arrepiéntanse y conviértanse a Jesucristo, confiesen sus pecados y apártense de ellos”.

Como sal nuestro mensaje para los hombres y las mujeres es: “la sangre del Señor Jesucristo limpia de toda maldad. Vuelvan a Dios, dejen su rebeldía y acepten sobre sus vidas el Señorío y la autoridad de Jesucristo y de su Palabra revelada. Sujétense al gobierno de Dios”.

Pero la sal puede perder su capacidad de salar.

¿Y cuándo sucede esto?

Cuando ella misma se contamina con otras sustancias.

Cuando permitimos que el estilo de vida mundano nos contamine o cuando toleramos el pecado en nuestros propios corazones perdemos la capacidad de influir positivamente sobre otros, perdemos el gusto como cristianos. ¿Y para qué servimos entonces?

Por Edgardo Tosoni

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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