Devocionales Cristianos – Tu Enemigo Intentará Desviarte del Propósito de Dios 2

 

Continuemos.

C. Intentará hacerte sentir rechazado.

Es la sensación de sentirte un extraño dentro de la iglesia, de sentirte no perteneciente a la familia de Dios. Sentir que tu vida no les interesa a tus líderes y pastores, sentir que los hermanos no te aman, sentir que te dejan de lado, sentir que no se preocupan por lo que te pasa, etc.

Es cierto que algunas de estas cosas suceden, pero aislarte de todos, quedarte en tu casa, faltar a las reuniones, empeorarán las cosas.

Es cierto también que hay iglesias legalistas donde todo eso sucede, pero la mayoría de las veces no se trata de iglesias, sino de actitudes.  De tus actitudes.

¿Qué puedes hacer?

Deja de creerle a Satanás. Él, más que nadie, busca que te sientas rechazado porque de esta manera sabe que vas a terminar lejos de la comunión y lejos de la bendición de Dios.

Toma la iniciativa. Busca a tus líderes si ellos no te buscan a vos. Diles que necesitas de ellos, pregúntales cuándo puedes ir a su casa para hablar con ellos. No sea pasivo. No esperes que todo te caiga de arriba. Si realmente tienes interés en crecer y en corregir cosas en tu vida ¡toma la iniciativa!

Cambia tus actitudes. Ora, bendice, ama, perdona, habla bien de tus hermanos. Toma la iniciativa y serás bendecido. (Ro.1:12, Jud.3, Hch.4:32).

 

D. Intentará provocarte celos de tus hermanos. (1º S.18:5-11).

Los celos provienen de nuestra inmadurez y carnalidad. Los celos se originan en nuestra propia sensación de inseguridad. Soy celoso de otros porque me siento inseguro de lo que yo soy y de lo que tengo, y me siento inseguro del amor de los demás.

Los celos son destructivos. Vemos a nuestros hermanos con bronca, lo rechazamos, pensamos mal de él, nos rebelamos a todo lo que dice y hace. En el peor de los casos, cuando estamos muy mal, hasta llegamos a odiarlo.

Los celos esclavizan. Es un pecado que debe ser confesado, y renunciar a ellos en el nombre del Señor.

Se sana nuestro corazón cuando empezamos a descubrir y a valorar lo que somos y tenemos en Cristo, en todas las áreas de nuestras vidas. No dejemos que Satanás nos robe el propósito de la comunión con los hermanos. (Ecl.4:9-12, Sal.122:8-9).

Pero cuando vivimos nuestras vidas en el propósito de Dios, nos realizamos como personas, crece nuestra fe, crece nuestro gozo, vivimos motivados, vivimos expectantes de lo que Dios va a hacer y de cómo nos va a sorprender con cosas nuevas. Vivimos para algo y para alguien.

¿Estás dispuesto a ser parte del propósito de Dios y que él cumpla su propósito en tu vida?

Tienes una batalla que ganar… No es contra la iglesia, no es contra tus hermanos en la fe, no es contra el propósito de Dios, es contra Satanás y sus mentiras, sus miedos y sus dudas… ¡no te des por vencido!

Tu enemigo será cualquiera que intente desviarte del propósito de Dios para tu vida. 

Por Edgardo Tosoni

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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