Devocionales Cristianos – Un Reino Prometido 2

 

Continuemos.

Personalmente entiendo la frustración que produce la religión, se lo que es crecer en la religión como los musulmanes, hindúes, budistas y todos los demás. Entiendo la dedicación, lealtad y preocupación diaria por los rituales, tradiciones, formas y actividades de la conducta religiosa. Desde niño, yo mismo fui instruido para abrazar la religión y para no cuestionar por que hacíamos lo que nos decían o nos ordenaban hacer. Ahora me es claro que la religión lo preocupa al hombre con el fin de distraerlo; distraerlo de su hambre y de su vacío del Reino.

En efecto, la religión está diseñada para mantenerlo muy ocupado como para cumplir con su misión en el Reino. Tal vez esa sea la razón por la que la religión tiene tantas actividades asociadas a ella. Es trabajo arduo, y su trabajo es su recompensa.

Tal vez con este conocimiento, ahora las palabras de Jesús en Mateo 5:3-6 resulten más comprensibles para nosotros.

En su primera presentación oficial de su mensaje a la humanidad, hace más de dos mil años, Jesús descubrió y anunció el problema y la solución al dilema del hombre en estas declaraciones tan simples. Identificó la verdad de que la raza humana es espiritualmente pobre, lo que significa que tiene una carencia natural y una necesidad inseparable. Él declaró que la solución no era una religión sino el Reino.

Además reconoció que toda la familia humana está en llanto perpetuo, como si algo se hubiera muerto o estuviera perdido, y consideró la venida del Reino como el consuelo a ese lamento. Su referencia al hambre de toda la humanidad por esta justicia fue un simple reconocimiento de que su relación y posicionamiento adecuados, con la autoridad o gobierno estaba garantizada: seria saciada por el Reino.

Un dia yo estaba sentado sobre un banco de piedra en Israel, afuera de la famosa Iglesia de la Resurrección, en Jerusalén, observando a miles de peregrinos cristianos, cámara en mano, los ojos llenos de emoción, haciendo fila para entrar en este edificio copiosamente decorado. Yo acababa de dejar el lugar del Monte del Templo, donde observe incontables peregrinos musulmanes arrodillarse sobre el piso de cemento de la terraza, algunos lavando sus cuerpos en un ritual en los grifos de agua que se encuentran alrededor de la mezquita, justo debajo había otra escena como recortada de la historia, en la que miles de peregrinos y adoradores judíos se balanceaban hacia delante y hacia atrás en una forma tan fervorosa que se veía doloroso.

Mientras observaba con interés estas hermosas actividades, no pude más que preguntarme: ¿Sera esto lo que el amoroso Dios de la creación disfruta viendo? Aquello parecía ser un trabajo arduo. Todos parecían estar muy presionados por el hecho de querer agradar a alguna deidad con el celo de un espíritu poseído. ¿Puede esto ser lo que realmente Dios desea?

De repente, mientras meditaba en estas preguntas en lo profundo de mi alma, oí las siguientes palabras retumbando a viva voz en mi cabeza: “Vengan a mi todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontraran descanso para su alma Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana” (Mateo 11:28-30).

Estas simples palabras cambiaron mi vida de nuevo. Porque ellas describían cabalmente lo que estaba viendo con mis ojos. La religión es trabajo arduo. Nunca descansaremos hasta tanto hallemos el Reino. La religión es el esfuerzo de la humanidad en su búsqueda por el Reino.

 

El Plan Original de Dios Para el Hombre

Para entender el pasado y el futuro del hombre y poder apreciar el estado presente de su peregrinaje a través del tiempo, es de vital importancia considerar cuál era el propósito original de Dios y el plan para su creación. El propósito de Dios en el principio era:

  • Establecer una familia de hijos espirituales, no de siervos.
  • Establecer un reino, no una organización religiosa.
  • Establecer un Reino de reyes, no de súbditos.
  • Establecer una mancomunidad de ciudadanos, no de miembros religiosos.
  • Establecer una relación con el hombre, no una religión.
  • Extender su gobierno celestial.
  • Influenciar en la Tierra desde el cielo a través de la humanidad.

Extracto del libro “Redescubriendo el Reino”

Por Myles Munroe

Artículo anteriorDevocional Diario – HIJOS, NO SÚBDITOS
Artículo siguienteDevocional Diario – UN REINO PROMETIDO 1
Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingresa para comentar!
Por favor ingresa tu nombre