Devocionales Cristianos – Una Caída Que Sacudió al Mundo

 

Pasaje clave: Génesis 3.

Dios creo a la humanidad para que tuviera dominio sobre la Tierra, pero la caída del hombre interrumpió y saboteo ese programa. Cuando Adán y Eva desobedecieron a Dios, ellos no cayeron del cielo sino del dominio. Satanás engañó a Eva prometiéndole que si ella comía del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal (el árbol que Dios había puesto fuera de los límites), sus ojos serian abiertos, y sería como Dios. El problema radica en que ella ya era como Dios. Ella y Adán fueron creados a la imagen de Dios, y su poder y autoridad en el campo terrenal reflejaba los de Dios en el plano celestial.

La mayor arma que alguien puede usar en contra de nosotros es la duda personal. Satanás usó esta arma en contra de Eva. Haciéndola dudar de si misma, el abrió la puerta para que ella comenzara a dudar también de Dios.

La duda personal involucra sentimientos como baja autoestima, un concepto negativo de uno mismo y un escaso sentido de dignidad y valor. Si esta es la manera en que nos vemos a nosotros mismos, entonces nos puede llevar a dudar del carácter y las cualidades del Dios que, nosotros suponemos, nos hizo de ese modo.

Con esta clase de mentalidad, no es de sorprendemos que acabemos pensando de nosotros mismos como incrédulos en vez de creyentes, como perdedores en vez de ganadores, seguidores más que líderes y súbditos más que hijos. Hemos sido tan condicionados por nuestro pasado, nuestra cultura y nuestro entorno, que hemos perdido de vista quiénes somos realmente. En vez de tomar nuestro asiento en la mesa familiar, nos contentamos con comer en las barracas de los sirvientes porque creemos que eso es todo lo que se nos ha concedido.

Nuestra actitud debería ser que, sin importar donde nos encontremos ahora mismo o cuales sean nuestras circunstancias actuales, eventualmente vamos a estar en control. Lo que necesitamos es una mentalidad completamente nueva.

 

Edificando Una Mentalidad de Reino

Todo se limita a si tenemos o no una mentalidad de Reino. Si usted cree que se supone que sea un seguidor todo el tiempo, pues entonces siga adelante; el mundo está lleno de personas que estarán más que felices de liderarlo.

Si, en cambio, usted detecta esa semilla de liderazgo dentro de usted, si ve la evidencia del mandato de dominio en su espíritu y se compromete a seguirlo, nada podrá detenerlo. Este mandato está dentro de cada uno de nosotros, porque Dios lo puso allí.

Hace mucho tiempo, cuando tenía 14 años, decidí que nadie en el mundo había nacido para gobernarme; solamente Dios tenía ese derecho y autoridad. Solo Él estaba calificado para hacerlo. Algunas personas han observado esa actitud en mí y la han calificado de arrogancia. No soy arrogante; simplemente comprendo mis derechos y privilegios como ciudadano del Reino.

Como hijos de Dios y pecadores salvados por la sangre de Jesús, no tenemos razón para sentirnos avergonzados de ser quienes somos o para subestimamos. En cambio, deberíamos abrazar nuestra identidad como seres creados a la imagen de Dios. Somos como nuestro Padre y deberíamos vivir de acuerdo a ello, reclamando nuestros derechos con valentía como ciudadanos del Reino celestial. No hay motivo para que andemos con nuestra cabeza gacha y nuestros hombros caídos.

Debería haber confianza en nuestra conducta y un brinco en nuestro caminar. ¡Somos hijos del Rey! Su Reino nos pertenece a nosotros también. Jesús dijo: “No tengan miedo, mi rebaño pequeño, porque es la buena voluntad del Padre darles el reino” (Lucas 12:32).

Dios nos otorgó el dominio sobre la Tierra, una responsabilidad asombrosa así como también un maravilloso privilegio. No nos conduzcamos como vagabundos, sirvientes o empleados que no tienen un interés personal o alguna participación en la Tierra, sino más bien como hijos sabios que brindan una administración cuidadosa y confiable a un Reino que heredaremos un dia.

Extracto del libro “Redescubriendo el Reino”

Por Myles Munroe

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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