Estudios Bíblicos – Madurez de Oro 4

 

Continuemos.

No me enseñaron que me tenía que acercar a las personas ungidas. Me dijeron ama a todos y trabaja con todos, pero en realidad Jesús amó a todos pero no trabajó con todos.

¡Cuántas veces nos juntamos con gente que nos hace perder el tiempo y nos desvía de nuestras metas!

Me hubiera gustado saber que la vida cristiana era una vida de fiesta y de gozo, pero me enseñaron a sufrir y a esperar que Dios me llevara para tener gozo en el cielo. No me dijeron que la vida cristiana era divertida.

No me enseñaron que yo podía llegar a ser como Jesús. Me dijeron que era imposible, que no lo alcanza nadie. Sin embargo él dijo que haríamos cosas mayo­res que él.

Me hubiera gustado que alguien me desafiara y me dijera, puedes ser como Jesús, pero no por tus propias fuerzas ¡sino porque el mismo Espíritu que levantó a Cristo de entre los muertos habita en tu vida y te capacita para hacer las obras del Cristo todopoderoso y aún más grandes!

Me hubiera gustado que alguien me enseñara que yo podía vencer todo problema, toda crisis, todo obs­táculo en el nombre de Jesús: pero no, me dijeron que podría superar sólo algunas cosas y que con el resto debía conformarme así como estaba.

¡Destruyamos al gigante de la ignorancia que puso en nuestras mentes estos principios equivocados, y nos hizo ignorar acerca de la vida abundante en Cristo que Dios preparó para nosotros!

 

Alcanzando Metas Altas.

Como vimos en Josué 17, los descendientes de José tenían otros enemigos a los que también debían des­truir: los refaítas. Éstos vivían en las montañas. Esta conquista es un símbolo de capturar lo que nunca capturaste, llegara las cimas que nunca alcanzaste. Los lugares elevados son tuyos pero tienes que escalarlos.

Hay metas altas que todavía no hemos alcanzado, pero vamos a llegar. Declara en este día: «Voy a llegar a mis metas y voy a alcanzar lo que Dios me prometió».

 

Quiénes Somos en Cristo.

Entonces Josué respondió a la casa de José, a Efraín y a Manasés: «Tú eres un gran pueblo y tienes un gran poder: no tendrás una sola parte» (Josué 17.17).

Somos un gran pueblo, somos grandes personas, tenemos un gran Dios, una gran fe, grandes sueños. Por lo tanto, tienes que caminar con autoridad por­que somos ciudadanos del cielo, tenemos la sangre de Cristo. Tienes que caminar con autoridad porque somos personas con orgullo santo, porque tu ADN dice que eres un hijo de Dios, que tienes la sangre de Cristo.

Tienes que caminar con autoridad porque el Espíritu de Dios vive en ti, tal como Jesús lo prometió: «Recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo» (Hechos 1.8).

 

Esos Montes son Nuestros

«…sino que aquel monte será tuyo, pues aunque es bosque, tú lo desmontarás y lo poseerás hasta sus límites más lejanos; porque tú arrojarás al cananeo, aunque tenga carros de hierro y aunque sea fuerte» (Josué 17.18).

Dios te dice: «Donde estás es estrecho pero te voy a llevar a una tierra grande; voy a expandirte, voy a ben­decirte, voy a ungirte». Nos están esperando montes que todavía no pisamos y todavía no conquistamos, y este lugar es estrecho.

Por eso, ora en este día: «Señor, este lugar es estrecho pero tú prometiste llevarme a un lugar espacioso. Quiero ir por más en todas las áreas de mi vida, porque Dios nos dio el don del progreso. Donde estoy en este momento no es mi llegada sino mi punto de partida. ¡Voy por más!».

Antes de entrar a la tierra prometida dos tribus se quedaron sin cruzar porque donde estaban ya tenían agua para el ganado. Se quedaron con lo bueno. Otras tribus entraron a la tierra y no pidieron más, se con­formaron con lo bueno. Pero dos tribus se unieron y fueron por más.

No te conformes con lo bueno, ni siquiera con lo mejor. Tienes que ir siempre por más.

Extracto del libro “Alcanzando el Éxito”

Por Bernardo Stamateas

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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