Predicaciones Cristianas – La Fe Que Obra Milagros 5

 

Continuemos.

Ud. necesita aprender a confesar la palabra de Dios. Yo no supe de esto por años hasta que alguien me lo hizo ver. Confesar significa “decir la misma cosa o estar de acuerdo con…”, es todo lo que significa.

Confesar la palabra de Dios es simplemente estar de acuerdo con la Palabra de Dios. O decir lo mismo.

No diga lo que su cuerpo dice…

No diga lo que su cartera dice…

No diga lo que otros dicen…

No diga lo que el informe médico dice…

¡Diga lo que Dios dice!

Usted dirá, bueno yo no voy a mentir. No, Usted no puede mentir hablando lo que dice Dios, porque Dios no puede mentir. No se preocupe por mentir, solo diga, Yo le diré lo que pienso de ésta situación. Yo voy decir lo que Dios dice y estoy de acuerdo con Dios.

Hará un buen trabajo cuando haga eso, ¡me pongo de acuerdo con Dios! Bueno, ¿cómo se siente su cuerpo? Yo no estoy hablando de mi cuerpo, yo solo estoy diciendo que estoy de acuerdo con Dios. Él dijo, «Por las llagas de Jesús yo fui curado», y estoy de acuerdo con Dios.

Pero, ¿qué hay de sus dolores y malestares? Yo estoy de acuerdo con Dios. Dios dijo, Él suplirá todo lo que me falta. Yo estoy de acuerdo con Dios. Bueno, ¿cómo se ve su cartera? Yo no estoy mirando mi cartera, estoy mirando a Dios.

¿Ve? Póngase de acuerdo con Dios. Y a lo mejor Ud. no tendrá un milagro de golpe así nomás, pero gradualmente Usted comenzará a salir de sus deudas. Gradualmente comenzará a tener salud. ¡Alabe su nombre!

Debe tener un poco de tenacidad. Sus palabras pueden correr al diablo. Sus palabras pueden traer salud y sanidad. Las palabras del sabio son salud y medicina.

Yo interpretaba mal esa escritura. Y un hermano que ahora no está aquí, me dijo, «Hermano Osteen, ¿se ha dado cuenta que Usted dice ésta escritura al revés?», y le respondí «No, no me di cuenta». Yo siempre decía: «El poder de la vida y de la muerte está en la lengua». No es eso lo que dice la Escritura, «El poder de la muerte y de la vida está en la lengua». No, no es eso lo que dice.

Dice: «La muerte y la vida están en poder de la lengua». El énfasis está en el poder de la lengua. ¡Oh! Dios dice que hay poder en su lengua. Santiago dijo que la lengua es el miembro con menos freno, pero cuando la domina, ha dominado el miembro más difícil y Ud. puede controlar todo el cuerpo. Dios dice que la muerte está en el poder de la lengua y la vida está en el poder de la lengua.

Aquí sentados hay médicos. Ellos saben que yo podría estar muerto. Pero me rehusé a morir, me rehusé a morir. Mi confesión es siempre firme. Dios me trajo desde el abismo de la muerte más de una vez. Pero mi confesión es «Dios me saciará de larga vida y me mostrará su salvación” (Sal.91:16).

Déjeme decirle, nunca diga lo que el diablo dice. Nunca diga lo que dice un incrédulo. Diga lo que Dios dice. ¡Amén, Amén! ¡Hay poder en su lengua! ¡Poder!

Quiero hablarle a Ud. que está leyendo esto. La palabra de Dios es muy clara con respecto a la salvación y hay escrituras que podemos aplicar:

La Biblia dice: » Todo aquél que invocare el nombre del Señor será salvo».

La Biblia dice: «Y cuantos le recibieron, a Jesús Él les dio poder de ser hechos hijos de Dios»

La Biblia dice: “He aquí estoy a la puerta y llamo». Ese es Jesús y la puerta es su corazón. “Si alguien oye mi voz y abre la puerta, yo entraré». Es su promesa.

Cristo murió por los pecadores. Cristo murió por los malos. Él dijo: “Venid a mi todos los que estáis trabajados y cansados y hallareis reposo». No se puede alcanzar reposo en el alcohol, tampoco en las drogas, no lo puede hallar en las discotecas y todos los lugares que frecuenta. Más Jesús dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y hallaréis reposo para vuestras almas”. No tienes que comprarlo, lo hallarás.

Ore éstas palabras conmigo: “Señor Jesús, hoy vengo a ti. Estoy trabajado y cargado, soy un pecador, necesito ayuda. Señor Jesús, vengo a ti. Señor Jesús, doy la espalda a la forma que he vivido. Te pido que entres en mi corazón abro la puerta de mi corazón. Entra en todo mí ser. Hoy te hago Señor de mi vida. Creo que tú has oído mi llanto. Creo que has oído ésta oración. Creo que tú eres mi Señor y mi Salvador”.

Por Pastor John Osteen

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