Mensajes – Rompe los Velos 3
Continuemos.
¿Cuál fue el velo más difícil? Porque hay muchos velos: hay velos económicos; hay velos familiares, hay velos intelectuales, hay velos espirituales. ¿Pero cuál fue el velo que más le costó romper a Jesús? El velo del Reino.
¿Qué era el reino? En la época de Jesús, el concepto de reino, era que ellos esperaban un rey terrenal que le diese un golpe de estado a Roma, matase al César y estableciese el reinado de paz. Cuando Jesús viene, la pregunta que siempre le van a hacer a Jesús es: «el reino del que hablás, ¿cómo es?, ¿le vas a dar el golpe al César, vamos a matar a los romanos, y vamos a gobernar la tierra?»
Ellos tenían un concepto material del reino, pero Jesús no tenía ese concepto de reino. Y entonces Jesús les daba de a cucharita, porque les tenía que romper el concepto -el velo- de que el reino no era material, sino espiritual.
El concepto que ellos tenían del reino era: si cambia el afuera todo cambiará. Pero el nuevo concepto de reino que Jesús les trajo era: si yo me cambio por dentro, vos vas a cambiar todo tu afuera en bendición.
El concepto de ellos era: «Señor, volteá a Roma, a César; y entonces estaremos bien», y Jesús le dijo: «No, eso es humano; yo te voy a cambiar a vos, te voy a llenar de mi Espíritu y voy a establecer mi gobierno en tu vida; y donde vos vayas, vas a ser como el sembrador: vas a tirar mi Palabra a todos lados, a todas las personas. No vas a discriminar al pobre, al rico, al loco, al débil, al fuerte».
Porque el reino de los cielos es como un sembrador que echó semilla, y algunas cayeron en mala tierra; no te eches la culpa, la tierra es mala, pero echó en todos lados. Dios va a llenar tu corazón y donde vos vayas vas a sembrar su semilla, su Espíritu Santo. Porque no es: «Señor, cambia nuestra ciudad», es: «Señor, si vos me cambiás a mí, si tu gobierno está en mi corazón, y vos me llenás».
El reino… ¿a qué lo compararé? A uno que tira la red y agarra toda clase de peces… Porque si Dios te llena de Él, vos serás de bendición donde estés.
«¿A qué compararé el reino de los cielos…?» Los hombres no entendían nada, porque cuando Jesús les decía reino, ellos le decían golpe de estado; pero Jesús decía: «te voy a dar el golpe a vos, para que seas lleno de mí. Dejá de pedirme que cambie a los demás; si yo establezco mi poder en vos y dejás que te llene del poder de mi presencia, vas a ser sal y luz».
Vos sos un ciudadano del reino.
El reino de los cielos es como una mujer que estaba amasando, agarró la levadura y la mezcló con la masa, y entró a amasar; y la masa entró a fermentar. Yo quiero decirte que Dios te está amasando y te está amasando con el Espíritu Santo; y a veces te estira y de pronto vos cambiás. Te está amasando con el Espíritu Santo, y te va a meter en tu lugar de trabajo para que lleves la levadura del Espíritu Santo y la mezcles, porque esta sociedad no da para más, hermanos.
Ahora viene lo mejor. Se acuerdan lo que es el reino: cuando Dios me gobierna a mí; si Dios cambia el adentro para que yo bendiga el afuera. Vos estuviste orando por tus hijos, estuviste orando por tu familia y Dios te dice: «pará; mejor orá por vos; déjame que yo te gobierne, déjame que yo te llene, déjame que yo te dé mis leyes y donde vayas, donde mires Abraham, te lo daré.
El reino de los cielos es como un tesoro escondido en un campo; cuando un hombre lo descubrió, lo volvió a esconder y lleno de alegría vendió todo lo que tenía y compró el campo…. con el tesoro.
¿Sabes qué es el tesoro? La presencia de Dios.
Cuando te encontrás con la presencia de Dios, ese es el tesoro, vendés todo. Decí: esto es lo mejor que me pasó en la vida; conocerlo a Él, que Él me gobierne, que Él sea mi rey, que yo sea su hijo, nada se compara a eso. El hombre iba caminando y se tropezó, como muchos de ustedes, vinieron a un grupo de autoayuda y se tropezaron con la presencia de Dios. El Señor es el gran tesoro.
(CONTINÚA…)
Por Bernardo Stamateas