Evangelismo – El Evangelio de las Actitudes 1
Cuando abro la Biblia, me encuentro siempre con un extraordinario tratado de ética. De tapa a tapa, la Palabra de Dios es un maravilloso manual para nuestro comportamiento diario. Se habla del evangelio como «el evangelio del amor» o «el evangelio de los milagros». Yo creo en estas benditas dimensiones de la buena nueva. También quiero hoy agregar una, que me parece vital: Nuestro evangelio fundamentalmente es el evangelio de las actitudes.
Es precioso lo que dice el apóstol Pablo cuando escribe a los filipenses: «Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros, siempre en todas mis oraciones rogando con gozo por todos vosotros» (1.3-4). A veces cuando recordamos a una persona se nos forma una tormenta en la mente: su proceder fue muy malo, nos clavó un puñal en la espalda, su vida dejó mucho que desear. Pero qué precioso es vivir de tal manera que cuando otros piensen en nosotros se llenen de gratitud al Señor. ¡Que el recuerdo de nuestra vida provoque alabanza al Señor en la mente de los que están pensando en nosotros! Cuando Pablo escribe su carta a los filipenses, pide varias cosas a Dios a favor de ellos.
Una de sus peticiones me llama poderosamente la atención: «Que aprobéis lo mejor a fin de que seáis sinceros e irreprensibles» (1.10). Primero dice que «aprobemos lo mejor». Creo que uno de los desafíos grandes de la vida es saber discernir entre lo bueno y lo excelente. Un intérprete bíblico lo entiende de la siguiente manera: «Que tengáis un sentido de lo que es vital». Otro dice: «Que entre dos cosas buenas escojáis la mejor». Uno puede pasarse la vida cristiana haciendo buenas cosas que no necesariamente son las más importantes.
La petición de Pablo por los filipenses (y por nosotros) de que supieran determinar lo que es excelente tenía el objetivo de que pudieran ser «sinceros e irreprensibles». Un intérprete dice que «sinceros» quiere decir «probados por la luz del sol». Llegará el momento en que se nos verá tal como somos. Será como estar en un enorme escenario y no habrá forma de esconder nada.
1. La Actitud Del Cristiano Frente a Los Problemas.
Todos tenemos problemas, pero no todos reaccionamos igual frente a ellos. Para algunos su problema es un callejón sin salida. Para otros es simplemente el altar de una nueva dedicación al Señor, para levantarse vigorosos y fuertes, imposibles de doblegar. Para algunos los problemas son un problema; para otros representan una oportunidad de poner la fe en acción.
Uno de los líderes del Compañerismo Evangélico de la India visitó Nepal en 1975. En ese año apenas había seis pastores en Nepal, y todos estaban en la cárcel. Luego de mucha tramitación internacional e intervención de organismos mundiales, el gobierno de Nepal permitió a este líder de la India visitar a los pastores en la cárcel durante tres días, una hora cada día. Cuenta este líder cristiano que iba preparado para que los seis siervos presos le cayeran encima tratando de que interviniera para sacarlos de la celda. «Seguramente están ansiosos y verán en mi visita una posible solución», pensó.
Cuenta con gran emoción que cuando entró en la celda lo único que escuchó de boca de los pastores presos fue: «Enséñanos todo lo que puedas sobre el Señor Jesús y la esperanza que tenemos en Él».
Que importante es tener una actitud que se imponga al sufrimiento, sabiendo que como cristianos nuestro dolor es temporal y nuestra esperanza y victoria serán eternas. Hermosas son las palabras de Romanos 8.17-18: «Y si somos hijos, también somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con Él, para que juntamente con Él seamos glorificados. Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse».
(CONTINÚA…)
Extracto del libro “El Poder de su Presencia”
Por Alberto Mottesi
Lee El Evangelio de las Actitudes 2
Lee El Evangelio de las Actitudes 3
Lee El Evangelio de las Actitudes 4