principios-biblicosEvangelismo – Principios Bíblicos Para Cambiar el Clima Espiritual de Su Ciudad 8

 

Continuemos.

Note que Pablo indica dos veces en este pasaje la necesidad de vestirnos de toda la armadura de Dios. Pronto veremos por qué.

Primero tomamos el cinto de la verdad. Nos ponemos el cinto cuando el Espíritu Santo, el Espíritu de verdad, nos convence de nuestra pobreza espiritual, nos convence de pecado y nos revela la maravillosa salvación que tenemos en Cristo.

Luego nos vestimos con la coraza de justicia, que la justicia de Cristo y la recibimos al apropiarnos de ella por fe en su muerte expiatoria. Recibimos la coraza de justicia el día que fuimos salvos.

La tercera pieza de la armadura es clave para el tema que estamos tratando: «y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.» (Ef. 6:15). Para visualizarlo mejor yo lo describiría como «ponernos las sandalias del evangelio de paz». Cuando nos ponemos zapatos o sandalias, es porque vamos a caminar. Por esa razón nunca usamos zapatos para ir a dormir. Por lo tanto, la instrucción acerca de ponernos esta pieza de la armadura implica que debemos caminar -y no solo caminar, sino caminar en paz. Yo me permito sugerir que esto está diseñado para ver a Satanás aplastado bajo nuestros pies (Ro.16:20).

Entonces, ¿cómo caminamos en paz? Hablando paz sobre aquellos que nos maldicen. Este es un contraataque al diablo, quien antes nos tenía a nosotros bajo sus pies. Ahora nosotros lo podemos poner bajo nuestros pies y ver como es aplastado, y hacemos esto cuando le quitamos la jurisdicción que le haya sido dada a través del enojo (ver Ef. 4:26,27). Si los enojos no resueltos le dan jurisdicción al diablo, entonces bendecir a aquellos que nos enojan debería anular tal jurisdicción. Esto es lo que ocurrió en Lucas 10 cuando los Setenta salieron a cada pueblo. También lo vimos ocurrir primero en San Nicolás y más tarde en cantidades de otras ciudades alrededor del mundo.

La caída de satanás y su salida de nuestra esfera más cercana es confirmado por el uso de la próxima arma, el escudo de la fe, con que «podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno» (Ef. 6:16). Podemos concluir categóricamente que el maligno ha abandonado su lugar y ya no está cerca por el arma que él está usando: misiles. Los misiles nunca se disparan a corta distancia sino desde lejos. El diablo debió abandonar el área y ha sido confinado a atacarnos desde lejos. Él huyó cuando caminamos en paz, anulando la jurisdicción entregada a través del enojo dentro de nuestra esfera de influencia.

 

¿Es Posible Echar al Diablo de la Ciudad?

El Apóstol Santiago identifica al componente del enojo como algo necesario para que el diablo pueda obtener jurisdicción sobre nosotros cuando él hace referencia a las peleas entre cristianos (Stg.4:2). Habiendo identificado la relación causa-efecto entre las peleas y la proximidad satánica, Santiago nos asegura que es posible echar al diablo de nuestro alrededor (v.7). Considero que esto significa también que es posible echar al diablo de nuestra ciudad, literalmente.

Santiago no está mostrando cómo hacer para que el diablo huya de una persona sino para que un cuerpo de creyentes -y, por consiguiente, del área donde vivimos- puede deshacerse de él. El no dirige la epístola a un individuo, sino a «las doce tribus que están en la dispersión» (Sant.1:1). Casi todo el capítulo 4 está escrito en la forma plural. Por lo tanto, cuando Santiago dice «Resistid al diablo, y huirá de vosotros» (Sant.4:7), el se refiere a todo el cuerpo de Cristo. La implicación es inevitable: Es posible echar al diablo de nuestros hogares, nuestros vecindarios, nuestras ciudades y estados. Con esto quiero decir que le quitamos a Satanás la ventaja que ha disfrutado por tanto tiempo en el mundo espiritual, de modo que la Iglesia recupere esa ventaja.

Ahora que el concepto de evangelismo de oración se esta convirtiendo rápidamente en la filosofía central y las casas de oración se estan levantando en todo lugar, nada le agradaría más al diablo que una Iglesia que fracase en descubrir que el secreto de la victoria reside en cambiar el clima espiritual sobre regiones enteras para forzarlo a huir. Es posible que la Iglesia tome el control espiritual, pero para hacerlo se requiere un movimiento concertado, envolvente que apunte a levantar a Jesús sobre toda la ciudad, cada por casa, vecindario por vecindario.

 

Mi Ciudad – Ciudad de Dios.

Hemos visto que esto sucedió en ciudades, y ahora lo estamos empezando a ver en regiones y naciones. Debido a nuestra participación en estos movimientos, hemos desarrollado un prototipo para asistirle en alcanzar su ciudad para Cristo. Por favor continúe en oración a medida que avance hacia la sección de estrategia.

Extracto del libro “Mi Ciudad, Ciudad de Dios”

Por Edgardo Silvoso

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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