Predicaciones – El Plan de Dios y la Gran Comisión 1

 

Millones de hombres y mujeres, ministros de la Palabra y miembros del Cuerpo, unidos en un solo coro han conducido a los pies del Señor a millones de personas de todas las lenguas, naciones y razas. Ha sido una cadena de reproduc­ción espiritual que ninguna fuerza maligna ha podido ni podrá romper. Se ha ido llevando a cabo el Plan de Dios: «Id, y haced discípulos a todas las naciones».

La Gran Comisión, como se conoce en el ámbito bíblico a este pasaje, es como una moneda de dos caras. En un lado de la moneda vemos a la Iglesia proclamando el glorioso evan­gelio del Reino de Dios. Y en el otro la vemos tomando cuidado de sus hermanos y discipulándolos, «amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús, a todo hombre» (Colosenses 1.28).

En la Gran Comisión están claramente expresadas tres cosas concernientes a Jesús y su misión sobre la tierra.

 

A. ¿Por qué Jesús Puede Enviar a la Iglesia?

Porque ya Él mismo le ha dado el ejemplo. Cristo renunció a su posición celestial, a su independencia y a su inmunidad. Y como si eso fuera poco, se identificó en todo con el género humano. Pero dio un paso más allá: obedeció hasta morir en una cruz. Solo a la luz de esto puedo entender por qué dice la Biblia: «De tal manera amó Dios al mundo…»

Es esta obediencia que lo arriesga todo la que hace que el Padre lo constituya en «Señor de señores y Rey de reyes». Jesucristo es el Señor del universo, es el Señor de la Iglesia.

Y Él puede enviarnos porque «toda autoridad le es dada en el cielo y en la tierra». Él es el Soberano. Tiene absoluto dominio de todo el espacio, de todas las constelaciones, de todas las galaxias, de todos los soles, de todas las estrellas, de todos los planetas, y de toda la tierra con todo lo que en ella hay. Él tiene derecho a dar órdenes y que se le obedezca. La Gran Comisión no es una opción para el hombre y la mujer de Dios. La Iglesia no puede decidir si la obedece o no, aunque un gran sector de la Iglesia la ha convertido en «la gran omisión». La Iglesia existe porque alguien obedeció este mandato; y la Iglesia se va a perpetuar, si usted y yo seguimos obedeciendo el mandamiento de ir y hacer discípulos. Aquí no hay alternativa.

 

B. ¿Por qué Debemos ser Obedientes a la Orden de Cristo?

Aunque somos siervos, que en griego del Nuevo Testa­mento significa esclavos, no somos esclavos del tipo que actúa porque se les obliga. En el mundo antiguo existía la costumbre de que un esclavo podía comprar su libertad. Cuando alguno la compraba, lo normal era que se fuera lejos de su ex amo. Pero también había amos que dejaban libres a los esclavos que les habían servido con fidelidad. Algunos de estos esclavos a veces no sabían dónde ir, y su afecto por el amo era tan intenso que decidían no aceptar la oferta de libertad y se quedaban sirviéndole. Se les hacía entonces una incisión en la oreja, para que se supiera que eran hombres muy especiales y fieles, y se les diera trato preferente. Los llamaban «esclavos por amor». ¡Cuánta falta hace que haya muchos cristianos con orejas con incisión en el lóbulo!

El apóstol Pablo decía: «El amor de Cristo nos constriñe» (2 Corintios 5.14). Al pensar en tanto amor derramado por nosotros, no podemos permanecer indiferentes. Me imagino oírlo gritar a voz en cuello: «Si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no predicare el evangelio! (1 Corintios 9.16). El cristiano debe ser un «esclavo por amor». No dejemos de experimentar el gozo de ser tomados en cuenta para un privilegio que ni siquiera los ángeles tienen (1 Pedro 1.12).

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “El Poder de su Presencia”

Por Alberto Mottesi

Lee El Plan de Dios y la Gran Comisión 2

Lee El Plan de Dios y la Gran Comisión 3

Artículo anteriorSermones – A. Mottesi EL PLAN DE DIOS Y LA GRAN COMISIÓN 2
Artículo siguienteReflexiones – Max Lucado DEMASIADO TEMPRANO PARA JUBILARSE
Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingresa para comentar!
Por favor ingresa tu nombre