Predicaciones – Los Dos Palos de la Cruz 3

 

Continuemos.

Sí, es verdad, Él un día dijo «El Hijo del hombre no vino, para ser servido, sino para servir» (Mateo 20.28). ¡Pero ya Él sirvió!, y lo hizo con humildad, lo hizo bien, lo hizo con amor; y nos dejó el ejemplo para que hagamos lo mismo ahora. Hoy Él es el Rey, es el Señor, Él está sentado en el trono, ¡ahora, él está para ser servido! Dice el pastor Eduardo Elmasián: «El que no sirve, no sirve».

Tal vez esa sea la diferencia entre los que vienen a la reunión de la iglesia para ver: «qué les tiene el Señor, cómo les va a bendecir, qué les va a dar hoy», y aquellos que entienden que a la reunión, primariamente, venimos a dar, venimos a adorar, venimos a romper el frasco de perfume delante del Señor. Porque dándole a Dios, recibimos de Él, para salir y darle al prójimo.

Otros, quitándole toda dimensión sobrenatural, reducien­do la Biblia a un manual de relaciones humanas, han hecho del ministerio cristiano simplemente un vehículo de acción social. De tal forma que la iglesia, el evangelio y el plan de Dios son reducidos al nivel de cualquier otro movimiento terrenal con implicaciones sociales.

¡Claro que el Evangelio del Reino tiene una dimensión social! Jesús dijo, y no lo podemos ignorar: «Dadles vosotros de comer». Pero este evangelio tiene que ver con la totalidad de la vida del ser humano (espíritu, alma y cuerpo), además de que tiene que ver con la totalidad de la vida de los pueblos y las naciones.

Si nosotros los evangelistas, o los cristianos en general, negamos un vaso de agua al sediento, o pan al hambriento, o vestido al desnudo, no solamente perdemos nuestra auto­ridad y testimonio, sino que estamos defraudando al Señor mismo. Creo que el libro de Santiago lo dice muy claramente: «Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros le dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no le dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma» (2.14-17). Y el apóstol Juan en su primera carta declara así: «Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad» (3.17-18).

Por otra parte, si los trabajadores sociales; si el sector de la Iglesia que ha hecho de su misión aliviar las cargas materiales del pueblo; repito, si ellos no proclaman la Palabra de Dios en todas sus dimensiones, no importa la implicación política y patrones culturales que deban enfrentar; con ello niegan el propósito fundamental del Señor del Reino.

Cuando Jesús tenía hambre, después de haber ayunado 40 días y 40 noches en el desierto, Satanás le puso una trampa: apeló a su relación íntima como Hijo de Dios, a su poder para cambiar la naturaleza misma de las cosas y le sugirió que «convirtiera las piedras en pan». Pero Jesús entendió el contenido de esa trampa: pan sin Dios, esto era bienestar material en menoscabo del bienestar espiritual. Por eso le respondió: «No solo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios» (Mateo 4.4). Debe haber un equilibrio en ministrar ambos panes: el material y el espiritual.

En Mateo 9.35-36, leemos: «Recorría Jesús todas las ciu­dades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia del pueblo. Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y disper­sas como ovejas que no tienen pastor». Estos versículos nos presentan el modelo integral de ministerio que tenía Jesús. Él es nuestro modelo. De El debemos aprender todos los que tenemos un ministerio a la Iglesia o al inconverso. De Él debemos aprender todos los cristianos.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “El Poder de su Presencia”

Por Alberto Mottesi

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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