Familias Cristianas – El Corazón de Tu Hijo 2
Continuemos.
Vamos a tomar un ejemplo muy familiar de algún hogar en donde hay dos o más hijos. Los hijos están jugando y de repente se oye una pelea por un juguete en particular.
La respuesta clásica es “¿Quién lo tenía primero?” Esta pregunta pasa por alto el tema del corazón. “¿Quién lo tenía primero?” Se refiere a un asunto de justicia. La justicia opera a favor del niño más rápido en agarrar el juguete al empezar. Si miramos esta situación en términos del corazón, las cosas cambian.
Ahora tú tienes a dos que ofenden. Ambos niños están desplegando dureza de corazón hacia el otro. Ambos están siendo egoístas. Ambos niños están diciendo: “No me interesas para nada, ni tu felicidad. Yo sólo estoy interesado en mí mismo. Yo quiero este juguete. Mi felicidad depende de que yo lo tenga. Yo lo voy a tener y voy a estar feliz a pesar de lo que eso signifique para ti.”
En términos de asuntos del corazón, tienes dos niños pecadores. Dos niños que están prefiriéndose a ellos mismos antes que al otro. Claro, las circunstancias son diferentes. Una está tomando el juguete que el otro tiene.
El otro está teniendo la ventaja. Las circunstancias son diferentes, pero los asuntos del corazón son los mismos: “Yo quiero mi felicidad aún a tus expensas.”
¿Ves, entonces, cómo las actitudes del corazón dirigen la conducta? Siempre es verdad. Toda la conducta está ligada a alguna actitud del corazón. Por lo tanto, la disciplina debe dirigirse a las actitudes del corazón.
Este entendimiento hace cosas maravillosas para la disciplina. Hace que el corazón sea el tema, no sólo la conducta. Enfoca a la corrección en cosas más profundas que en el cambio de conducta. El punto de confrontación es lo que está ocurriendo en el corazón. Tu preocupación es desenmascarar el pecado de tu hijo, ayudarlo a entender como se refleja en un corazón que se ha extraviado. Esto lo dirige a la cruz de Cristo. Enfatiza la necesidad de un Salvador. Provee oportunidades para mostrar las glorias de Dios, quien mandó a Su Hijo a cambiar corazones y a libertar a la gente esclavizada al pecado.
El corazón es la fuente de vida. Por lo tanto, la educación de los hijos se entiende como el pastoreo del corazón. Tú debes aprender a trabajar desde la conducta para llegar al corazón, exponiendo asuntos del corazón de tus hijos.
En resumen, debes aprender a comprometerlos, no sólo a reprobarlos. Ayúdalos a ver las maneras en que ellos están tratando de satisfacer la sed de sus almas con aquello que no satisface. Tú debes ayudar a tus hijos a ganar un claro enfoque de la cruz de Cristo.
Esta proposición te informará todo lo que haces como padre. Te va a dictar tus objetivos. Te va a enseñar métodos. Le va a dar forma al modelo de cómo se desarrollan los hijos.
He visto padres pastoreando hijos felices y productivos que están pendientes de sí mismo y de la vida. Visité un hogar así recientemente. La familia estaba viva y vibrante. Los hijos adolescentes estaban en sus hogares porque el hogar era un lugar emocionante para estar. El padre y la madre eran de gran estima y se les buscaba para dar consejo. La Biblia y la verdad bíblica se asomaban en cada conversación, no con un corazón sofocado, sino como una brisa refrescante que da vida. En este hogar cinco generaciones habían guardado la fe y la sexta está aprendiendo que Dios es el fundamento de la vida en cuya luz vemos nosotros la luz.
Vale la pena luchar por estas cosas. Esta es una visión digna de sacrificio.
Si tú estás en vías de ir a la confusión con lo que respecta a la educación de los hijos, debes de ir a preguntar a la Escritura. Yo estoy comprometido con el hecho de que las Escrituras son lo suficientemente robustas (gran fundamento) para proveernos todas las categorías y fundamentos que nosotros necesitamos para esta tarea. Necesitamos entender nuestra tarea bíblicamente.
Tú necesitas entender a tu hijo en relación a dos grandes áreas que los afectan:
El niño y su relación con las influencias que lo moldean en la vida.
- El niño y su relación con Dios.
Extracto del libro “Pastoreando el Corazón del Niño”
Por Tedd Tripp