Padres e Hijos – Cómo Disciplinar a Nuestros Hijos 4
Continuemos.
C. Exigir una Obediencia Inmediata.
Esta técnica se relaciona mucho con los gritos. Por lo regular las dos van de la mano. Es muy usual escuchar a los padres decir: Te dije ahora… o venís acá inmediatamente…
Ningún niño mayor que tenga respeto por sí mismo va a obedecer de inmediato a menos que se lo intimide y obligue tanto que se vuelva una presa fácil para un padre exigente.
Parece un hecho de la naturaleza humana que la gente pierde sus sentimientos de respeto a su propia persona cuando obedece lo que otros le ordenan o exigen de inmediato. A los adultos les molesta mucho que se les ordene, así que no hay razón para creer que los niños reaccionen de modo diferente.
D. Insistir.
De todas las cosas mal encaminadas que hacen los padres, la menos eficaz es insistir. Asimismo, esta «técnica disciplinaria» por lo regular esta muy cercana al grito.
¿Por qué insisten los padres? A veces porque no conocen otra forma de hacer que los niños hagan lo que ellos quieren, o son tímidos o débiles para usar otras técnicas disciplinarias más eficaces.
E. Sermonear.
Muchos padres recurren a los sermones y discursos porque están tan desorientados que no saben qué más hacer. Por otra parte, por más que esto suene frustrante, los niños no los escuchan. La mayoría de los niños cambian de canal cuando se les da un sermón. A nadie le gusta que le digan qué hacer.
F. Desquitarse con los Niños.
Esto tiene que ver con los desencuentros, presiones, y conflictos vivenciados por los padres en otros ámbitos a lo largo del día. Un padre puede descargar sobre el chico lo que no le pudo decir a su jefe en el trabajo. Muchos de los sermones y gritos de los padres son manifestaciones de sus propias frustraciones.
G. Avergonzar y Menospreciar.
Si queremos que nuestros hijos crezcan con sentimientos sólidos y que se quieran a sí mismos, entonces debemos eliminar de nuestro repertorio de técnicas disciplinarias el avergonzar y menospreciar con palabras o frases descalificadoras: «Eres un maricón», «No sabes hacer nada bien», etc.
H. Imponer una Culpa Excesiva.
Algunos padres son expertos en hacer sentir culpables a sus hijos. Si bien es cierto que se le debe enseñar al niño a hacerse responsables de sus actos, cuando se impone una culpa excesiva, el niño se siente inquieto, dependiente e incapaz de sentirse libre. Muchos padres incluso, responsabilizan a sus hijos del malestar de la familia o de sus problemas matrimoniales.
I. Violencia Matrimonial.
En la gran mayoría de los casos, el marido y la mujer cuya relación incluye la violencia, tienen también una relación semejante con sus hijos. Es probable que dichos padres fueran golpeados de niños y hayan presenciado golpes dados a otros.
Los cónyuges explotadores y explotados que pegan a sus hijos, les enseñan a ser verdugos y víctimas exactamente iguales a ellos mismos. Los niños golpeados aprenden del ejemplo de sus padres que la manera de desahogar sus frustraciones, expresar su desacuerdo y afirmar su poder es dándoles golpes a una persona más pequeña o más débil que ellos. Este principio se les inculca siempre que ven a sus padres pegarse o cuando ellos reciben una paliza.
Aprenden que una vez que sean lo suficientemente grandes y fuertes, podrán controlar a otros amenazándolos o lastimándolos; aprenden que está bien que las parejas se golpeen, y que los adultos peguen a los niños.
4. Aprendiendo a Ser padres: La Medida de la Vara.
Creemos que disciplinar a un hijo mediante el abuso físico resulta deficiente, no sólo porque impide el proceso de aprendizaje y el desarrollo óptimo que pueda tener como individuo responsable en la sociedad, sino también porque todo abuso por más leve que sea, ocasiona heridas emocionales que más tarde pueden dar lugar a severos conflictos.
Siempre, en toda sociedad civilizada ha habido personas sabias que han abogado por el uso de métodos no violentos para criar a los niños. Pero, por lo general, sus buenos consejos han sido ignorados o rechazados y las consecuencias para la humanidad han sido incalculables.
Al sólo efecto de reflexionar sobre este tema, toma unos momentos para responder las siguientes preguntas:
¿Qué tienen en común todos los delincuentes juveniles?
¿Cuál es el elemento común en la niñez de Hitler, Stalin?
¿Qué tienen en común todos los prisioneros bajo pena de muerte?
¿Qué tienen en común los violadores, los pirómanos, los terroristas, los verdugos y asesinos en serie, los asesinos de masas, los asesinos sexuales, los secuestradores, los francotiradores, ladrones, acechadores, y los estafadores?
¿Has hallado la respuesta?
Una niñez violenta, golpes y castigos severos e implacables por parte de sus padres.
(CONTINÚA…)
Extracto del libro “Dejadlos Venir a Mí”
Por Daniel Bravo
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