Familias Cristianas – Destruyamos la Herencia de la Atadura Familiar 2

 

Continuemos.

Mientras más he practicado el perdón por medio de la confesión, el arrepentimiento y la oración delante de Dios, he ido experimentando liberación de ello, en mis hijos. Y la relación entre ambos ha mejorado. Claro, la habilidad de perdonar de mis hijos, no depende de mí. Es decisión de ellos. Pero tengo la esperanza de que verán el modelo del perdón lo suficientemente claro como para facilitarles su decisión de perdonar.

Una buena forma de ver una atadura de familia romperse en tu hijo, es verla rota en ti primero. El mejor comienzo es identificar cualquier pecado en tu vida. Dondequiera que haya pecado, existe un espíritu detrás de él. Si se le da lugar a esa falta una y otra vez, el espíritu asociado se afianzará más y más. Por ejemplo, una mentira es un pecado y está acompa­ñada por un espíritu mentiroso. Al engañar de continuo, ese espíritu mentiroso va ganando terreno y pronto el mentir se escapa al control.

Otro ejemplo es el desear morir. Esto es un pecado y detrás se esconde, un espíritu de suicidio. Cuando alguien dice «Quiero morirme» muchas veces, el espíritu mencionado se adhiere a su mente, y dentro de poco es asediado con pensamientos de suicidio. Si reconoces un área de tu vida en la que has pecado o no has vivido según los caminos de Dios, arrepiéntete de inmediato yendo delante del Señor y confesándolo. Pídele perdón y di: «Dios, sé que tú estás en control y me ayudas a no vivir más de esa forma».

El próximo paso es identificar cualquier atadura en tus padres o abuelos, que sientas pueda estar afectándote a ti o a tus hijos, y ora también al respecto. La Biblia dice: “Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espí­ritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cris­to” (Romanos 8:15-17).

Queremos ser herederos de Dios, no del pecado de nuestra familia.

En el nombre de Jesús podemos ser libres de cualquier atadura familiar, y por el poder del Espíritu Santo rehusar permitirle cualquier espacio en las vidas de nuestros hijos. Si puedes pensar en cualquier característica de familia que no quieres que tus hijos hereden, comienza a orar ahora.

 

Oración por tu Hijo.

“Señor, tú has dicho en tu Palabra que el hombre bueno dejará herencia a los hijos de sus hijos (Proverbios 13:22). Yo oro para que la herencia que yo deje a mis hijos sea las recompensas de una vida piadosa y un corazón limpio delante de ti. Para asegurarme de que eso suceda, pido que cualquier tipo de atadura en mí, heredada de mi familia y aceptada como mía, en el nombre de Jesús me libres de ella ahora.

Te confieso en este momento los pecados de mi familia. Ni siquie­ra sé cuáles son todos, pero tú si lo sabes. Pido perdón y restauración. También confieso mis propios pecados a ti y pido perdón, sabiendo que tu Palabra dice: «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de todo maldad» (1 Juan 1:9). Sé que limpiarnos del pecado por medio de la confesión, elimina la posibilidad de transferir las consecuencias del mismo a mi hijo.

Jesús dijo: » He aquí os doy potestad… sobre toda fuerza del enemigo» (Lucas 10:19). Si existe obra alguna del enemigo en el pasado de mi familia, que busca invadir la vida de mi hijo (nombre del niño), lo arruino ahora por el poder y la autoridad dada a mí, en Cristo Jesús. En específico oro por……………………………………….. (menciona algo que reconoces en ti o en tu familia que no deseas ver en tu hijo). Yo rechazo como pecado, cualquier cosa que no sea tu voluntad para nuestras vidas.

Jesús, gracias porque tú viniste a libertarnos del pasado. Rehusamos vivir atados por él. Padre, gracias porque nos has hecho «aptos para participar de la herencia de los santos en luz» (Colosenses 1:12). Oro para que mi hijo (hija) no herede ninguna atadura de su familia terrenal, sino que herede «el reino prepara­do para él (ella) desde la fundación del mundo» (Mateo 25:34). Gracias, Jesús, porque en ti lo viejo ha pasado y todo ha sido hecho nuevo”.

Extracto del libro “El Poder de los Padres Que Oran”

Por Stormie Omartian

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

4 Comentarios

  1. Realmente les agradezco por enviarme estos devocionales, pues son una bendiciòn y me ayudan a estudiar màs la palabra de Dios. En esta oportunidad estuve por muchos años atada por las maldiciones que provienen de mis familia como una herencia, pero en el Nombre de Jesucristo estan rotasssssssssssssssssss, bendicionessssssssssssss

    • Hola Beatriz. ¡¡Bienvenida!! Cuánto me alegra saber que eres libre de las ataduras familiares, eso te deja el camino despejado para influir positivamente sobre tu propia familia. Bendiciones!!!!!

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