Familias Cristianas – Disfrutar una Vida de Salud y Sanidad 1

 

Cuando mi hija tenía 4 años de edad le diagnosticaron un problema en los ojos que según los médicos, requería cirugía y el uso de espejuelos para el resto de su vida.

«Señor, ¿es esto acaso lo que tú tienes para mi hija?, oré. Muéstrame si es así, porque no tengo paz al respecto».

Mi esposo se sentía como yo, así que oramos para que los ojos de Amanda sanaran. También lo hicimos para que, de ser necesario, pudiéramos encontrar otro médico que la ayudara. Al día siguiente, aparentemente de la nada recibí una llamada de alguien que no sabía sobre la situación de Amanda, pero sí tenía información sobre un excelente especialista en la clínica de ojos del Hospital de Niños de Los Ángeles.

Llevé a Amanda a este médico, y luego de examinarla minuciosa­mente, él nos ofreció noticias alentadoras. Él consideraba que lentes de contacto arreglarían el problema y ella no tendría que someterse a la cirugía. Sentimos una paz inmediata por su diagnóstico y depositamos a Amanda bajo el cuidado de este médico, aunque nunca cesamos de orar por su sanidad.

Durante 8 años ella usó lentes de contacto bajo la estricta supervisión del médico. Nos fatigábamos de colocár­selos cada mañana y quitárselos en las noches, y me preocu­paba tener que salir corriendo al colegio cada vez que ella perdía uno, en el patio. Pero perseveramos. Entonces un día, al tener 12 años, fue a su examen regular y el doctor le dijo: «Ya no necesitas más los contactos, ni espejuelos o ciru­gía. Tus ojos están bien».

Estábamos eufóricos y muy agradecidos a Dios por su dirección y su respuesta a la oración.

Hemos orado por nuestros hijos al atravesar cada catarro, gripe, fiebre, y lesión y el Señor siempre ha respondido. Nosotros nunca dudamos de llevarlos al médico cuando lo necesitaron, por supuesto, porque sabemos que Dios también sana por medio de la medicina. Pero la Biblia dice: “¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere come­tido pecado, le serán perdonados” (Santiago 5:14-15).

El punto es: primero orar y ver al médico siempre que sea necesario. Y luego, cuando hemos sanado, no cuestionar o dudar.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “El Poder de los Padres Que Oran”

Por Stormie Omartian

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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