Familias Cristianas – Disfrutar una Vida de Salud y Sanidad 2

 

Continuemos.

Después del accidente automovilístico en que se vio in­volucrado nuestro hijo, su espalda y rodilla quedaron muy doloridas. Nosotros, por supuesto, oramos de inmediato por su sanidad y nos aseguramos de que le hicieran radiografías y lo examinaran bien en el hospital. Sin embargo, continuamos orando por completa sanidad, porque no deseábamos que él tuviera su espalda o rodilla débil, cosa que implicaría problemas para el resto de su vida.

Cuando la compañía de seguros del conductor del otro auto­móvil, quien resultó culpable del accidente, nos llamó para establecer su responsabilidad, yo me sentí fuertemente impre­sionada con la Escritura: “Porque yo te devolveré la salud, y te sanaré de tus heridas, declara el Señor, porque te han llamado desechada, diciendo: ‘Esta es Sión, nadie se preocupa por ella” (Jeremías 30:17).

Yo tenía la seguridad de que mi hijo estaba sano y debíamos rehusar cualquier compensación. Era como si yo escuchara a Dios decir, «¿Deseas el dinero o la sanidad?»

«Deseo la sanidad, Señor y acepta mi gratitud», le respondí sin vacilar.

No estoy diciendo que es falta de fe aceptar el dinero del seguro. Yo no creo eso en absoluto. Pero en esta ocasión el rehusar la compensación, era lo correcto para nosotros. Cuan­do oramos por sanidad y Dios sana, no debemos actuar como si ello no hubiera sucedido.

La Biblia está llena de promesas de sanidad. David dijo: “Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es el que perdona todas tus iniquida­des, el que sana todas tus enfermedades” (Salmo 103:2-3).

Ser perdonador de nuestros pecados y sanador de nuestros cuerpos, son aspectos principales que Jesús desea ser para nosotros. Apoderémonos de la sanidad y salud que Él tiene para nuestros hijos por medio de la oración, incluso aún antes de que surja la necesidad.

 

Oración Por tu Hijo.

“Señor, porque nos has instruido en tu Palabra que debe­mos orar los unos por los otros para que seamos sanos, yo oro por sanidad y salud para (nombre del niño). Imploro que la enfermedad y malestar no tengan lugar o poder en su vida. Clamo por protección contra cualquier enfermedad que entre a su cuerpo. Tu Pala­bra dice: «Envió su palabra, y los sanó, y los libró de su ruina» (Salmo 107:20). Siempre que haya enfer­medades, males, o dolencias en su cuerpo, yo oro para que Tú, Señor, le toques con tu poder de sanidad y le restaures a una salud plena.

Líbrale de cualquier destrucción o lesión que pue­da venir sobre él (ella); en específico te pido que sanes (nombra cualquier problema en específico). Si nece­sitamos ver a un doctor, te suplico que nos muestres quién debe ser. Dale a ese médico sabiduría y pleno conocimiento de la mejor forma a proceder.

Gracias, Señor, que tú sufriste y moriste por no­sotros, para que pudiéramos ser sanados. Yo reclamo esa herencia de sanidad que tú has prometido en tu Palabra y provisto para aquellos que creen. Yo busco en ti la vida de salud, sanidad y plenitud para mi hijo”.

Extracto del libro “El Poder de los Padres Que Oran”

Por Stormie Omartian

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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