Familias Cristianas – Experimentar el Amor y la Aceptación 1

 

Algo difícil con lo que los niños tienen que lidiar es con las mentiras que vienen a sus mentes enmascaradas como verdad: «Nadie me quiere», «No soy aceptado(a)», «No soy apreciado(a)», «No soy atractivo(a)», «No soy lo suficiente bueno(a)», «Estoy muy gordo(a)», «muy flaco(a)», «muy alto(a)», «muy bajo(a)», «muy tonto(a)», «muy inteli­gente», «muy de todo».

Estas mentiras escalan mientras los hijos van hacia los años de la adolescencia y a menudo les alcanzan hasta la edad adulta. Es por eso que estoy convenci­da de que nunca es muy temprano para comenzar a orar por un niño para que se sienta amado y aceptado, primero por Dios, luego por su familia, amigos y demás. Podemos comen­zar cuando son bebés, o a cualquier edad que tenga tu hijo en este momento y orar por estos asuntos en el transcurso de sus vidas.

Lo opuesto a ser amado y aceptado es ser rechazado, algo que todos hemos experimentado en algún momento de nues­tras vidas. ¿Quién de nosotros nunca ha sentido vergüenza, humillación, fracaso, culpa, o la desaprobación de alguien por algo que hemos hecho? Ya sea por un miembro de la familia, amistad o un perfecto extraño, el rechazo toca a todas las puertas.

En algunas personas no se produce un efecto devastador por lo anterior, porque ellos saben en lo profundo de su ser que son aceptados. Otros, sin embargo, pueden llevar heridas emociona­les profundas por experimentar el desprecio en repetidas ocasio­nes, así que de percibir cualquier falta de aceptación, su perso­nalidad puede transformarse en algo sombrío. Por eso es que el rechazo está a la raíz de tanto mal que leemos en los periódicos a diario.

Un obrero rechazado regresa a su antiguo lugar de empleo y le dispara a su jefe y compañeros.

Un esposo repudiado golpea o asesina a su esposa.

Una madre que ha sido desestimada por otros abusa de su hijo.

El rechazo resalta lo peor de las personas. El amor y la aceptación hacen resaltar lo mejor.

Una persona que ya se siente desdeñada interpreta todo como rechazo, una simple mirada, unas palabras inofensivas, una acción insignificante. Alguien que se siente amado y aceptado no piensa mal de la misma mirada, palabra o acción. Puede que la persona no sea rechazada, pero si él (ella) cree serlo, el efecto es tan malo como si lo fuese realmente.

El amor de Dios, sin embargo, puede cambiarlo todo. Saber lo que Dios nos ama y nos acepta, cambia nuestras vidas. Él dice: «Te escogí, y no te deseché». «Con amor eterno te he amado.» (Jeremías 31:3).

Y Él prueba su amor porque «Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros» (Romanos 5:8).

Además, la Biblia nos asegura que: «…ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro» (Romanos 8:38-39).

Tenemos que orar para que nuestros hijos comprendan estas verdades; éstas son el terreno sólido sobre el cual se establecen el amor y la aceptación, en su carácter.

Aunque el amor de Dios es lo más importante en la vida de cualquier persona, el amor de los padres (o falta del mismo) se percibe y se siente primero. Es el primer amor que un niño experimenta y que él (ella) comprende. De hecho, el amor paternal es a menudo el medio por el cual los niños se abren al amor de Dios y vienen a comprenderlo a tempranas edades. Por eso es que desde el momento en que nuestros hijos nacen debemos orar: «Dios ayúdame a amar de verdad a mi hijo de la forma en que tú deseas y enséñame a demos­trarlo de forma que él (ella) pueda comprenderlo».

Sin em­bargo, si tu hijo(a) es ya mayor y comprendes que por una razón u otra él (ella) no se siente amado, puedes comenzar ahora mismo a pedir a Dios, que con su amor penetre su corazón y lo abra para que reciba tu amor y el de los demás.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “El Poder de los Padres Que Oran”

Por Stormie Omartian

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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