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Familias – Gary Chapman NUESTROS HIJOS Y EL ENOJO 5

Familias Cristianas – Nuestros Hijos y el Enojo 5

 

Continuemos.

Memorizar versículos claves de la Biblia es un método excelente para instruir a los niños. Considere los siguientes versículos, todos del libro de los Proverbios de Salomón: Prov. 29:11, 22, 14:17, 29. Escribir estos versículos en tarjetas y memorizarlos con sus hijos equivale a plantar semillas de sabiduría en la mente de ellos y en la suya también. Otro versículo muy importante que sus hijos deben memorizar es Efesios 4:26-27.

Para niños mayores, leer y discutir podría ser una forma excelente de impartir instrucción sobre la manera de entender y procesar el enojo. Alentar al niño para que escriba un breve ensayo sobre el tema del enojo es otra forma de que se instruya al respecto. Para esa investigación, además de leer libros sobre el tema y quizás buscar información en el Internet, también podrían realizar entrevistas a padres y abuelos a fin de obtener ideas sobre la fuente del enojo y cómo procesarlo constructivamente. Este podría ser un proyecto emocionante para niño o adolescente.

Las conversaciones informales también constituyen una forma excelente para que un padre instruya al niño con relación al manejo de su enojo. Para el niño de más edad, una conversación abierta en la que se le permita hacer preguntas y comentarios, podría servir como punto de partida no solamente para hablar acerca del enojo como tópico generalizado, sino también para discutir la manera como han procesado el enojo en el pasado y qué cambios positivos podrían hacerse para el futuro. En esas conversaciones familiares, los padres podrían contarle al hijo sus propias luchas con el enojo cuando eran niños y también ahora como adultos y como pareja. Tal apertura por parte de los padres crea una atmósfera en la que el niño o adolescente puede expresar sus propias luchas y hacer preguntas.

Esas conversaciones pueden iniciarse fácilmente al hablar con el niño algo que usted leyó recientemente. Por ejemplo: «El otro día estaba leyendo un artículo sobre el enojo. Decía que muchos padres no se dan cuenta de las muchas veces que se exasperan con sus hijos y les dicen cosas que realmente los lastiman; y para colmo de males, el padre nunca recuerda lo que dijo. Me estaba preguntando si eso me habría podido suceder a mí alguna vez».

Bueno, mamá, ya que lo mencionas…

Cuando la conversación se enfoca hacia el enojo del padre en lugar del enojo del niño, es más fácil que el niño responda positivamente y revele la percepción que tiene de usted y la manera como maneja su enojo. Estas conversaciones pueden ser considerablemente instructivas para un niño y también pueden resultar muy benéficas para los padres.

Al enseñar a nuestro hijo, es importante que no demos la impresión de que tenemos la respuesta definitiva a todas las cosas relacionadas con el enojo. El niño sabe que no es así después de haber vivido con usted varios años. Es mucho mejor ser franco y reconocer que todavía está en ese mismo proceso, que tiene el deseo de mejorar en el manejo de su enojo y que al mismo tiempo quiere entender las inquietudes del niño cuando está enojado. El niño por lo general está dispuesto a ser más abierto con sus padres mientras ellos no asuman una actitud de sabelotodos.

Por lo general los niños están dispuestos a perdonar nuestros fracasos en el manejo de nuestro propio enojo si estamos dispuestos a confesarlos como tales: «Hijo, siento mucho haberme encolerizado así hoy por la tarde. No controlé muy bien mi enojo, la manera en que te hablé no fue afectuosa y algunas cosas que dije no son realmente lo que siento. Quiero que sepas que yo reconozco que me equivoqué y le he pedido a Dios que me perdone; y quiero pedirte perdón a ti también».

Una confesión así, honesta, contribuirá mucho para crear una actitud de respeto en el corazón del niño. Los niños ya saben que lo que hicimos estuvo mal. Si no lo confesamos, disminuye su respeto hacia nosotros. Cuando confesamos, el respeto es restaurado. Al manejar responsablemente nuestras fallas, no solamente estamos enseñando a los niños qué es lo correcto y lo erróneo con respecto al enojo; también les estamos enseñando a confesar sus fallas cuando ellos no manejan bien su propio enojo.

Un modelo paterno positivo, orientación y guía paterna amorosa, e instrucción no condenatoria, constituyen, en mi opinión, las maneras más efectivas y potentes de enseñar a los hijos un manejo positivo del enojo.

Extracto del libro “La Otra Cara del Amor”

Por Gary Chapman

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