Familias Cristianas – Las Funciones Básicas de la Familia 2

 

Continuemos.

¿Cuándo en una Familia Aparece un Síntoma?

  • Cuando no puede adaptarse a las crisis evolutivas.
  • Cuando no puede generar nuevas alternativas frente a la crisis.
  • Cuando no resuelve la crisis, sino que busca otro tipo de respuesta.

El síntoma es una señal de que la familia enfrenta dificultades para superar una etapa evolutiva. Estas etapas son: noviazgo, casamiento, nacimiento de los hijos, adolescencia de los hijos, crisis de la mitad de la vida, síndrome del nido vacío, retiro de la vida activa, ancianidad y vejez.

En este trabajo se desarrollará la etapa denominada: «El nacimiento de los hijos y el trato con ellos»

La llegada de un niño crea madres, padres, abuelos, tíos, y repercute a través de todo el sistema familiar. La criatura puede ser bienvenida o constituir una dificultad, puede con­solidar un matrimonio o disolverlo. Por lo general, el nacimien­to de un hijo obliga a prestar atención a todas las incertidumbres que pueda haber sobre la permanencia del matri­monio.

Las responsabilidades de la crianza exigen una nueva forma de compromiso. También cambian los contratos matrimoniales. Por ejemplo, la mujer que eligió por esposo a un hombre a quien pudiera dominar fácilmente, suele sentirse vulnerable en la época de maternidad y desea un marido que pueda cuidarla; las nuevas exigencias de sus esposas sorprenden, general­mente, a esta clase de maridos.

Las suegras excluidas reaparecen como abuelas, lo cual aca­rrea nuevas consecuencias a la pareja. Si surge algún tipo de problema, su contexto será el cambiante sistema familiar.

A continuación se desarrollan tres maneras distintas en que un hijo puede llegar al seno familiar:

1. El hijo como Chivo Emisario.

Uno de los más prestigiosos terapeutas que tuvo Argentina fue el Dr. Enrique Pichón Riviere. El acuñó la frase «el meca­nismo de depositación», para explicar la dinámica que se da en una familia entre el depositante, lo depositado y el deposi­tario.

Lo depositado son los afectos, las fantasías y las imágenes que cada cual (depositante) coloca sobre el otro (deposi­tario). Pichón Riviere investigó en ese contexto el rol del chivo emisario, que sería la persona sobre la cual convergen los conflictos de la familia, y que a su vez, se hace cargo de los mismos. El chivo emisario se constituye en el portavoz de la enfermedad familiar.

Dicho con otras palabras, muchas veces los problemas que acarrea un niño, son el reflejo de un ambiente familiar enfermo, y este ambiente familiar ha depositado en uno de sus integrantes todos sus conflictos y desacuerdos. Desde cierto punto de vista, el niño que manifiesta algún tipo de síntoma expresa ser el más «sano » de la familia, ya que de alguna ma­nera se encarga de comunicar que algo no está funcionando bien en ese sistema familiar.

Han sido ministrados muchos niños con problemas de con­ducta a causa del adulterio de alguno de sus padres. Niños que manifestaban algún tipo de reacción nerviosa producto de la violencia e insultos de los cuales eran testigos. Niños con grandes problemas de autoestima a causa de una constante amenaza de divorcio de los padres.

 

2. El hijo como Salvador.

En este caso el hijo tendrá la misión de llenar el vacío existencial de una pareja. Muchas mujeres buscan en la mater­nidad un sentido para sus vidas. En muchos casos los padres desean tener un objeto de amor, lo cual será perjudicial para el niño. En ningún caso, un hijo debe servir para llenar una laguna en la existencia de personas vacías y desdichadas. Los seres decepcionados o fracasados, ven en sus hijos la revan­cha de sus esperanzas rotas, «lo que yo no he conseguido, lo conseguirá mi hijo». Muchos padres ponen en el niño sus ambiciones heridas.

Hay infinidad de parejas que tienen graves problemas en su convivencia, y pareciera ser que la llegada del hijo sepulta todos esos problemas. Inconscientemente creen que con la llegada del hijo, todo habrá de resolverse mágicamente, con­virtiéndose de esta manera, en una especie de «mesías» o «salvador».

 

3. El hijo como Regalo a los Abuelos.

Algunas parejas mantienen un vínculo demasiado estrecho con sus respectivas familias de origen, lo cual constituye sin duda un gran problema. Esto hace referencia a los padres que siguen teniendo injerencia en la vida de sus hijos, aún después que estos se han casado, por ejemplo: una madre que sigue ordenando la vida de su hija, y por consiguiente la relación de ésta con su esposo, un padre que continúa manteniendo económicamente a su hijo y tomando decisiones en su matri­monio.

En todos los casos, este tipo de vínculo hace referencia a cierta inmadurez de quienes componen estos matrimonios, y donde la dependencia emocional y afectiva con sus respecti­vas familias de origen es total. Cuando esto es as!, se da a luz un nieto antes que un hijo. Es decir, que la criatura no llega al mundo como parte de un proyecto de vida del matrimo­nio, sino como un regalo a los abuelos.

Extracto del libro «Dejadlos Venir a Mi»

Por Daniel Bravo

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